CERRAR PUERTAS A LOS GRANUJAS
Para reparar pinchazos, taponar orificios y evitar fugas de manera transitoria, se emplean parches de diferentes tipos que resuelven temporalmente el problema, en espera de cambiar definitivamente el neumático o renovar la tubería.
Eso mismo ocurre en la vida política actual, plagada de oportunistas, gandules, incompetentes y chupaeuros, que es necesario meter en un cesto y arrojar al mar del olvido. Algo que no es fácil porque la ley que rige sus destinos tiene demasiados orificios abiertos por donde se escapan desaprensivos, granujas y caraduras, impidiendo que tal deseo se cumpla.
Siendo imposible cerrar todas las vías de agua, podemos, al menos, obturar las tres más importantes con otros tantos parches legales que impidan la llegada al poder de arribistas, pancistas, ventajistas y estraperlistas de la política.
Convendría poner el primer tapón al pluriempleo de sus señorías, obligándoles a tener dedicación exclusiva al Parlamento durante el tiempo que estén representando a los ciudadanos, para evitar tentaciones malsanas derivadas del poder que otorgan las urnas en los despachos privados.
Por otro lado, es necesario cerrar de una vez por todas con un parche de acero el acceso a la profesión política, es decir, la permanencia en cargos públicos más allá de dos legislaturas, para evitar el enviciamiento, la rutinización y el cansancio de nuestros padres políticos. Escaños, concejos y diputaciones, en muchos casos heredados de los padres, imitando así la monarquía borbónica que nos modera.
Finalmente, urge abrir las listas electorales y terminar de una vez con la partitocracia que tanto daño nos está haciendo. Una verdadera democracia ha de permitir a los ciudadanos elegir libremente a sus representantes sin autorizar que sean los partidos políticos quienes decidan los vecinos que van a gobernarnos.
Son simplemente tres parches que sería innecesario aplicar si los ciudadanos que aspiran a gobernarnos fueran honrados, trabajadores, generosos y dispuestos a servir a la comunidad con su talento, en beneficio del progreso colectivo. Quimera inalcanzable por la que seguiremos luchando hasta que la parca llame a nuestra puerta o el entendimiento que hoy nos asiste, decida abandonarnos.