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EL PLACER DE CONVERSAR

EL PLACER DE CONVERSAR

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La conversación tiene poco que ver con la tertulia, aunque ambas estén vitalizadas por personas a través de la palabra, pues la conversación reporta valores y placeres que la tertulia ignora, llegando la conversación donde la tertulia no logra asomarse ni por el ojo de la cerradura.

El juego social de la tertulia brinda al huero tertuliano la oportunidad de oscurecer con palabras su falta de ideas y le da la posibilidad de engañar, algo que no tiene cabida en la conversación porque en ella domina el sentimiento, la verdad, el afecto y la confidencia, como puntos cardinales que la conforman y limitan.

De no ser así, la perversión toma cuerpo en ella, espantando los valores que la justifican y haciendo de la moral, maldad; de la honestidad, vileza; y vicio de la virtud.

En la conversación no cabe hablar por hablar sin contenido alguno, ni alejar de las palabras el alma o pretender hacer de ella lo que no es. Tampoco permite huir de las horas como proponía Ovidio, ni concede espacio a la erudición, ni abre las puertas a la pedantería, ni autoriza la mentira, ni tolera la soberbia.

La conversación exige a los elegidos para ella, nobles aspiraciones, altura de miras, generosidad sentimental, sinceridad en la palabra, vocación de consenso, derrota de la derrota, condena de la prisa, destierro de la superficialidad y acercamiento de espíritus.

Pocos placeres pueden compararse al que reporta conversar con alguien querido poniendo el alma sobre la mesa, colgando las dudas en el perchero, dando lo que no se tiene, compartiendo lo reservado para uno mismo, hermanando las almas y vertiendo las confidencias como preciado tesoro, para robarle a esta chapucera vida un puñadito de felicidad.

HE LEÍDO QUE….

HE LEÍDO QUE….

Reconocer obviedades es tan inútil como pedirle a un político que admita sus errores, por eso evito manifestar mis escasos conocimientos en materia económica, lo cual no me impide asomarme por el ojo de la cerradura para leer opiniones de mentes expertas, que iluminan el camino contrario al que siguen los dirigentes europeos, capitaneados por la señora Merkel.

No sé si será cierto, pero he leído que la crisis mundial es una gran estafa promovida por el terrorismo financiero y la banca mundial, para dejarnos a la intemperie a resto de ciudadanos.

He leído que no se genera riqueza y empleo  disminuyendo el gasto público y los salarios, sino todo lo contrario, como están demostrando los hechos en los últimos años de ajustes.

He leído que existen paraísos fiscales, cuentas opacas, fraude fiscal y rendijas legales por donde se escapan millones de euros de grandes fortunas, quedando al pairo de Hacienda las nóminas oficiales y los desfavorecidos.

He leído que en España no todos han vivido por encima de sus posibilidades, ya que muchos ciudadanos recibieron en los años de bonanza salarios que no les permitían el mínimo despilfarro.

He leído que la OIT ha vaticinado la destrucción del tejido productivo y un incremento desmedido del paro, debido a los planes de austeridad, recortes sociales y privatizaciones de empresa públicas.

He leído que la diferencia salarial hace 20 años entre ejecutivos y trabajadores manuales era de 20 puntos y que en estos momentos de crisis la desigualdad supera los 200 enteros.

He leído que los ricos están haciendo su mayor agosto en esta crisis, mientras que aumenta imparablemente el porcentaje de familias cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de la pobreza.

He leído tantas diferencias entre los países nórdicos y España, que la vergüenza me ha impedido seguir leyendo.