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¡Apretad!

¡Apretad!

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“¡Apretad!”, dijo el blandense Torra a los violentos encapuchado hace unos días, completando ahora la frase, diciendo: “¡Apretad, sin miedo, que yo sujeto en un rincón del cuadrilátero a los mossos para que les amoratéis la cara a puñetazo limpio y pedrada seca”, en un alarde de vesánica irresponsabilidad, propia de quien vive obsesionado por la abducción ideológica que padece, origen de su patología independentista.

En todo caso, los arrebatados vehementes deben tener cuidado con los apretones súbitos inducidos por alimentos ideológicos contaminados, porque pueden acabar corriendo al íntimo escusado con los pantalones en los tobillos, si quienes aprietan son los mossos, hartos de comentarios y tratamiento que están recibiendo por quienes tienen que protegerlos y defender la paz que desean todos los catalanes, a excepción de la notoria minoría empeñada en violentar la civilizada sociedad catalana.

No debemos identificar al monárquico “king” con el republicano Quim, a pesar de la coincidencia fonética de ambos, porque el segundo se opone frontalmente al primero y trata de eliminarlo del diccionario político. Algo legítimo si ello se hace conforme al ordenamiento jurídico vigente, con métodos democráticos, respeto a los disidentes y aplicando el sentido común de los mortales.

Tampoco “Quim Torra” –sectario presidente de la Generalitat catalana-, es lo mismo que “Quim, torra”, exaltado secesionista que pone a los Comités de Defensa de la República en la lumbre para que se torren tomando color de violenta bandera segregacionista. Por cierto, los CDR deben añadir una “C” a sus siglas, y escribir: CDRC, para aclarar que son Comités de Defensa de la República Catalana solamente, evitando con ello incluirnos en su violento proyecto a los muchos republicanos que aspiramos a cambiar la organización del Estado en una República, por métodos democráticos, legales y pacíficos.

Finalmente, no conviene tampoco confundir “Quim” con “quin”, aunque Quim haga quines animando a los CDR a taladrar con su punta de hierro candente las cabezas de los Mossos y de los hispano-catalanes, pidiéndoles que “aprieten” con actos violentos, para que el poder ejecutivo contamine con sus presiones al judicial, que mantiene encarcelados a los líderes separatistas, patrocinadores del movimiento violento que pretende hacer de su juicio, un juicio a todo el pueblo catalán, incluida la mayoría que está en contra de su proyecto.

La cachada no parece el método más adecuado para conseguir objetivos políticos en un Estado democrático de derecho, ni es coherente exigir a los Mossos que permitan ilegales actos violentos, arrojando sus defensas personales al suelo y quitándose los cascos, hasta convertirse en muñecos pim-pam-pum de los violentos encapuchados, que jueguen con ellos a la cachada hasta romperles la cabeza.

HABLE USTED, SEÑOR PUJOL

HABLE USTED, SEÑOR PUJOL

PUJOL 6

Leo en las publicaciones digitales Mil21.es y Mediterráneo Digital, que el ex molt honorable y ex presidente de la Generalitat ha declarado en tono amenazador, que si va él a la cárcel o alguno de su mafioso clan familiar, publicará un dossier que hará caer la democracia, olvidándose este deshonesto señor de anteponer a la palabra democracia el demostrativo “esta”.

Según parece, don Jordi – es decir, el Jordi -, creó un servicio de inteligencia con antiguos agentes del CESID, llamado “Pata Negra”, con la misión bien cumplida de elaborar informes durante años sobre la corrupción y los escándalos en las Instituciones del Estado, que obran en su poder.

De ser esto cierto, solo cabe pedir al jefe del clan que ponga inmediatamente en manos de jueces y periodistas tal dossier, mereciendo con ello el indulto de todas sus penas si con ello provoca la caída de “esta democracia”, facilitando el esperanzador alumbramiento de una democracia real de corte occidental que nos lleve a la transparencia, honradez, libertad, competencia y verdad que todos deseamos.

Hable usted, señor Pujol. Se lo pedimos quienes deseamos ver desterrados a los seudócratas, falsarios, tramposos, politiqueros y estafadores, que han pervertido la democracia con actitudes y comportamientos indignos de una forma de organización social en la que el pueblo ejerce la soberanía y no la pandilla de cuatreros que usted tiene la obligación de denunciar.

Hable usted, señor Pujol, y haga realidad su velada amenaza parlamentaria, para que caigan todas las ramas del árbol y se purifique la democracia. Limpie con el estropajo de la verdad la hipotética mierda que se guarda bajo las alfombras de Zarzuela, Moncloa, Congreso, Senado, Ayuntamientos, Diputaciones, Generalitat, Parlamento Catalán, sedes partidistas, consejos bancarios, juzgados, palacios episcopales y cualquier otra alfombra institucional pisada por indeseables corruptos.

Hable usted, señor Pujol. Hágale ese gran servicio a la democracia. Sea valiente, ponga el ventilador en marcha y no le preocupe armar la gorda, porque será la mejor forma de hacer engordar esta democracia famélica y desnutrida porque los depredadores se han llevado la despensa.

NO ENTIENDO

NO ENTIENDO

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Al acercarme esta madrugada al ordenador me encuentro con el correo de un amigo catalán que me confiesa con amargura: “Todos los partidos cantan victoria menos el del Gobierno, pero la realidad es que aquí hemos perdido todos, unos y otros, porque estamos rotos por la mitad, fracturados, y ahora toca recomponernos poniendo sentido común en la estelada”.

El comentario de este amigo me da pie a expresar mi incomprensión con algunos hechos acontecidos en estas elecciones, por si algún lector amigo de este blog tiene respuestas que me permitan comprenderlos.

No entiendo la radicalización de los independentistas contra el resto de ciudadanos españoles, ni la prepotencia, agresividad, ironía y mordacidad demostrada a lo largo de toda la campaña y en la noche de ayer, porque es un estilo que se aleja del que practico.

No entiendo que en unas elecciones autonómicas no se haya hablado de la gestión hecha por el Gobierno, de los programas de actuación y de los problemas ciudadanos.

No entiendo que en las elecciones autonómicas catalanas, el primer candidato a presidir la Generalitat haya ido en cuarto lugar en la lista electoral.

No entiendo el entendimiento que puede haber entre representantes de la burguesía catalana y ciudadanos pertenecientes a la izquierda radical.

No entiendo que unas elecciones autonómicas traducidas por definición en escaños parlamentarios se transformaran por obra y gracia de los independentistas en un plebiscito; pero comprendo menos aún que una vez transformadas las elecciones en plebiscito, se contabilicen escaños en los resultados, y no votos.

No entiendo que para asuntos menores como reformar el Estatuto de autonomía catalana, aprobar una ley electoral autonómica propia o para designar a los miembros del Consejo Audiovisual de Cataluña, se necesiten los dos tercios de los escaños parlamentarios, y para nombrar al Defensor del Pueblo autonómico se exijan los tres quintos de los escaños, y, en cambio, para declarar la ¡¡independencia!! de Cataluña le baste a los independentistas para proclamarla con la mitad de los escaños.

Finalmente, no entiendo que Artur Mas se considere legitimado para continuar el proceso independentista habiendo perdido el plebiscito que propuso y sabiendo que los dos millones de ciudadanos que se han abstenido no son independentistas.

INDIOS EN CAMPAÑA

INDIOS EN CAMPAÑA

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Maciá

Las campañas electorales son escaparates gratuitos de modelos desarticulados, detestable esperpento, teatro del absurdo y circo empayasado con histriónicos personajes que se pierden el respeto a ellos mismos y al público, para ganar incomprensiblemente votos con payasadas que denigran a los cómicos, porque en esta tierra hay gente «pa to», incluso para soportar el insulto.

Al señor Mas le ha dado por hacer el indio, hablándoles a los catalanes en infinitivo verbal como los indios, provocando con su acento de piel roja la aparición de más indios entre sus seguidores, a los que se han sumado otros jefes indios de diferentes tribus políticas haciendo el indio, como ya lo hizo Macià, en versión del humorista Kin.

En pleno debate sobre el Estatuto Catalán en las Cortes Constituyentes de 1931; un año antes de que el presidente de la República lo firmara; a tres años de proclamarse unilateralmente el Estado Catalán “dentro de la República Federal Española”; y a siete años de ser derogado el Estatuto, el humorista Kin insertaba esta caricaturesca viñeta en el semanario promovido por Herrera Oria, premonición de la llegada de nuevos indios a la política, ochenta y cinco años después.

CUENTAS SOBERANISTAS

CUENTAS SOBERANISTAS

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Oyendo ayer a un destacado independentista catalán echar las cuentas sobre el hipotético resultado que se produciría si hubiera una consulta soberanista en Cataluña, profetizando un éxito indiscutible del independentismo, me considero con derecho a dejar en esta bitácora mis propias cuentas, considerando el hipotético voto de la gran mayoría silenciosa del pueblo catalán que se ha mantenido tradicionalmente callada tras los visillos de sus casas.

Baste recordar que el actual Estatuto de Cataluña de 2006 fue votado por el 48,85 % de la población catalana, es decir, que la ¡mayoría absoluta! de ciudadanos, representantes del 51,15 %, guardó silencio, dando la oportunidad a los segregacionistas de gritar que el Estatuto fue aprobado por el 73,24 % de los votos, olvidando que ese porcentaje representaba una minoría absoluta de la ciudadanía total.

Por otro lado, en las dos cadenas humanas independentistas han participado según los datos más favorable para los segregacionistas, 1,6 y 1,8 millones de personas, que la Delegación del Gobierno rebajó a 0,5 millones – como es habitual – en una autonomía donde viven 7,5 millones de personas.

Tengo el convencimiento personal de que fueron pocos los independentistas que se quedaron en casa reposando, y muchos los que se abstuvieron de unirse a la cadena por desacuerdo con la petición de los “encadenados”, aventurándome a decir que la mayoría de ciudadanos catalanes no están a favor de la independencia.

Todo ello sin tener en cuenta a los catalanes que trabajan fuera de Cataluña, a quienes debía concedérsele el derecho a opinar, ya que se verán muy afectados por el resultado de la votación al retornar a su tierra natal, y no procede negarles la oportunidad de expresar su parecer en cuestión tan importante para sus vidas.

Dicho esto, expreso mi desacuerdo con las optimistas cuentas del independentista que ayer hablaba, declarando al mismo tiempo mi ignorancia sobre las razones que tiene el señor Rajoy para impedir la consulta soberanista en Cataluña, y desconociendo los argumentos de Mas para exigir una consulta que, en mi opinión, arrojaría un resultado muy negativo a sus pretensiones si todos los ciudadanos catalanes acuden a las urnas.

JOSEP PLA

JOSEP PLA

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imagesHace estos días treinta y dos años que un intelectual agriescritor catalán, periodista campesino español, humilde ciudadano y sencillo vecino palafrugellense, dejó su vida abandonada en Llufríu, junto a las treinta mil páginas escritas en los ochenta y cuatro años de vida que pasó modernizando la lengua catalana y describiendo paisajes, costumbres y tradiciones de la tierra.

Los artículos de Josep Pla son historia viva del siglo XX y sus obras le han consagrado como el escritor más importante de la prosa catalana, destacando como su principal virtud literaria la de ser el mejor cazador de adjetivos de nuestra literatura, porque el éxito literario consiste para este payés en poner detrás de cada sustantivo el adjetivo exacto, siempre difícil de encontrar, que Josep conseguía fácilmente mientras liaba cigarrillos de “caldo”, que fumaba sin cesar.

Cercano escritor que opuso la literatura realista a la imaginativa, luchando contra la estética barata y el idealismo de bisutería, considerando un camelo la erudición y el abuso de citas, Josep Pla escribió toda su obra a mano, gran parte de ella a lápiz, en horas nocturnas y asomado al fuego de su chimenea rural, alimentando la idea de la eterna insatisfacción española, hermanada con la envidia, que nos priva de la felicidad que deseamos.

Lector de Pascal, Montaigne, Tolstoy y Goethe. Bebedor de whisky y soltero empedernido, opinaba este sabio payés que el fracasó de la República fue debido a la prisa que se dieron los gobiernos por reformar aspectos esenciales y tradicionales de la sociedad española, como fue la modificación en pocos meses la posición de la Iglesia, la reconversión de los latifundios y la liquidación del militarismo.

El único miedo que tuvo Josep Pla fue caer en el ridículo, como le sucedía a los innumerables paveros que pastaban en España, poderosos personajillos envidiosos, prepotentes, ignorantes y presumidos, que vivían alejados de los ciudadanos en las poltronas políticas, despreciables para este singular intelectual catalán que le hubiera gustado ser campesino en lugar de escritor.