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EXPROPIACIÓN DEBIDA

EXPROPIACIÓN DEBIDA

Unknown

Buena noticia para el pueblo, preferentistas y ahorradores, ha sido la apertura de juicio oral a los cuatreros de la CAM, pero asaltan ciertas dudas y temores ante las rendijas legales por las que pueden escaparse estos presuntos ladrones, sin dejar pelos en la gatera, con una sentencia absolutoria que levantaría ampollas en el alma ciudadana.

Muchos vecinos quedaríamos satisfechos si la justicia del juez Bermúdez enviara a los rateros unos años a la sombra, les quitara el dinero estafado y les expropiara sus bienes y propiedades hasta el último ladrillo, como hizo el desamortizador Juan de Dios Álvarez Mendizábal un día como hoy del año 1836, decretando la nacionalización de los bienes de la Iglesia, aunque en nuestro caso dicha institución tenga poco que ver en el asunto

Hoy se trataría de expropiar cuentas, pisos, fincas, coches y joyas a los atracadores de guante blanco que vaciaron las cajas de entidades con supuestos fines sociales, metiendo también en la trena a sindicalistos y politiqueros que autorizaron, consintieron y se beneficiaron del engaño, despreciando al pueblo que juraban defender.

Dado que las tierras desamortizadas por el ministro de la regente pertenecían al clero regular, la Iglesia se defendió del ataque liberal excomulgando a los expropiadores, cómplices y subasteros, provocando con ello que muchos compradores pagaran las adquisiciones con intermediarios y testaferros que daban la cara por ellos.

Situación similar a la de estos cleptómanos que han utilizado empresas ficticias, amiguetes, familiares y esposas para esconder el dinero usurpado con sus fechorías, traducido el sueldos desmedidos, jubilaciones desproporcionadas, indemnizaciones abusivas, escandalosas primas, desorbitadas dietas y exagerados privilegios.

Como sucedió con la desamortización de Mendizábal, cuyo aniversario recordamos hoy, los “cajeros” han incrementado sensiblemente su patrimonio con trampas y distraída mano larga, siendo los ciudadanos grandes perdedores del expolio llevado a cabo por miserables gestores que se han hecho millonarios con el sudor ajeno, a base de saquear las huchas de los ahorradores.

MISERABLES REBAJAS

MISERABLES REBAJAS

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La embriaguez de dolor como enajenación lastimosa de ánimo y voluntad, es decir, como estado mental de quien no es responsable de sus actos, puede llevar a los enajenados al rearme de valor causado por el desprecio, olvidando las consecuencias de una rebeldía que se antoja inevitable, porque no queda ropa para cubrir tanta desnudez.

El corazón de Wert se ha conmovido ante el clamor universal, prometiendo bajar la nota de acceso a las becas, como migaja que no merece aprecio ni gratitud porque los tijeretazos han hundido la educación pública. Ana Mato ha encontrado una miserable fórmula para devolver la tarjera sanitaria a los emigrantes, poniendo tiritas en sus cuerpos destrozados. Y Gallardón rebaja las tasas judiciales, entregando un euro a los afectados en desahucios, laudos de consumo y multas de tráfico.

Vemos en capítulo IX del Génesis que Noé se embriagó con el vino de sus propias vides, quedando desnudo y a la intemperie mientras sus hijos Sem y Jafet fueron a cubrirlo con ropas, caminando hacia atrás para no ver la desnudez del padre, mereciendo por ello su bendición, al tiempo que Cam era condenado por la desvergüenza de mirarlo de frente.

Gran parte de la sociedad está embriagada de dolor, desnuda y arrinconada, viendo como los poderes públicos se dirigen a ella de frente y con el descaro que Cam, para cubrirla con ropa andrajosa, agrietada y jironada, que deja al descubierto su desnudez y toda la ira imaginable, preludio de la más desgarradora respuesta que puede barruntarse de quienes están dispuestos a perderlo todo porque nada tienen que perder.

Los desfavorecidos prefieren vivir dignamente la desnudez antes que caminar embozados en miserables harapos de becas miserables. Anteponen caminar solos con la cruz a cuesta antes que ser ayudados por estafadores cirineos que vendan sus heridas con tiritas. Y optan por morir en la pelea, antes que caminar mutilados por las tasas judiciales entre las aguas residuales de su vida.

PRIMEROS BROTES DE ESPERANZA

PRIMEROS BROTES DE ESPERANZA

Lo he dicho en varias ocasiones y vuelvo a repetirlo de nuevo, porque así lo siento, lo deseo y lo espero. Nuestra salvación nunca llegará de la clase política y sindical que infestaba las Cajas de Ahorro, ni de los regidores de este sistema corrupto que muchos soportamos con la resignación de mansos bueyes.

La redención sólo puede venir de la justicia y del pueblo desesperado. La primera, a través de jueces valientes, honrados, justos y solidarios, dispuestos a poner entre barrotes a corruptos y estafadores, recuperando el dinero robado; y la otra vía de salvación colectiva vendrá de la mano encallecida de ciudadanos que viven desahuciados y a la intemperie, sin nada que perder por haberlo perdido todo,  que terminarán linchando a polítiqueros, usureros y  especuladores.

Ya sé que no hay en la cárcel ni uno sólo de los imputados en casos de corrupción política; que seis dirigentes condenados en sentencia firme desde hace años, no pisarán la cárcel; que la justicia no es igual para todos;  que muchas actuaciones judiciales son lavados de imagen social para consolar a los ingenuos. Lo sé todo.

Pero dejadme soñar en que las  actitudes de los jueces de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez y Fernando Andreu, van en serio. El primero, citando a declarar en calidad de imputados a cinco antiguos directivos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) por presuntos delitos societarios, estafa y manipulación del precio de las cosas. Y el segundo, acusando a 33 consejeros políticos y sindicalistas de Bankia, con Rato, Olivas y Acebes a la cabeza, de apropiación indebida, estafa, falsedad y fraude.

Permitidme creer que la hostilidad pública, insultos y reproches que hicieron el viernes los accionistas de Bankia a la mesa presidida por Goirizolzarri, es el punto de inflexión que terminará con la resignación silenciosa de la mayoría que permanece escondida tras los visillos, esperando que otros hagan la tarea de limpieza.

Dadme la oportunidad de pensar que el arrepentimiento y perdón solicitado por el director de una sucursal de Bankia, Francisco Xavier Carbelleda,  es el camino que seguirán el resto de bancarios que fueron obligados a engañar a los clientes, presionados por banqueros sin escrúpulos.