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FUNERAL POR EL TRABAJO

FUNERAL POR EL TRABAJO

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La tradicional “fiesta del trabajo” que se ha conmemorado durante tantos años, amenaza con transformarse en “funeral del trabajo”, por obra y gracia de leyes laborales devastadoras, a las que se han sumado depredadores patronales, esquilmadores de la hacienda pública, “cajeros” desvalijadores de cajas, despilfarradores que han gastado en salvas populistas el erario público y defraudadores con cuentas en paraísos fiscales.

A todos ellos hay que agradecerles el deshonroso honor que tenemos los españoles de ocupar junto a Grecia la cabecera estadística de ciudadanos desempleados, muchos de los cuales ven el futuro tan negro como la boca de la mina social que los lleva al enterramiento laboral sin redención posible.

Ruina laboral de difícil recuperación, salvo que las vírgenes de la Paloma y Rocío nos ayuden, atendiendo los ruegos y plegarias de las señoras Botella y Báñez, aunque interfieran ante el Hacedor Santa Ana y la virgen de Fátima por ser abandonadas en segundo plano, a pesar de darle nombre a la alcaldesa y ministra.

Procesionemos, pues, en la fiesta del trabajo con un cirio en la mano y luto en la solapa, pero armados de esperanza en que pronto asistiremos a los funerales por la reforma laboral, aplaudiremos la condena a galeras de los culpables de la crisis y nos alegraremos con la fumigación política de todos los seres humanos dañinos para especie que representan, porque en las santas urnas está la redención.

CAJEROS SAQUEADORES DE CAJAS

CAJEROS SAQUEADORES DE CAJAS

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Unknown

Los insultos y zarandeos recibidos ayer por el expresidente de Caja Madrid a la salida de los juzgados de Plaza de Castilla, obligan a recordar a todos sus compañeros de expolios, despilfarros y privilegios que esquilmaron las Cajas de Ahorros en connivencia con polítiqueros y sindicalistos, por mucho que estos pretendan pasar desapercibidos.

Cuando en 2008 se fue a pique la bolsa de Nueva York y saltaron por el aire las entidades financieras, los fondos económicos de las Cajas fueron los únicos que no sufrieron el efecto de la deflagración, ya que por entonces no había monedas en las huchas de las Cajas de Ahorro ni billetes en sus cajas blindadas porque los responsables de la gestión se habían llevado la pasta en indemnizaciones multimillonarias, extravagantes sueldos, jubilaciones ofensivas, mantecosos préstamos a los amiguetes y gratuitas concesiones sin retorno a partidos políticos que los sentaron en las presidencias.

No se recuerda saqueo de tales dimensiones en la historia de las Cajas de Ahorros desde que en 1834 se fundó la primera de ellas en Jerez de la Frontera, promulgándose al año siguiente una Real Orden estableciendo como objetivo de las Cajas recibir depósitos que devengarían intereses a corto plazo con miras a promover el espíritu de economía y trabajo. Así fue al comienzo, aunque el final haya sido tan diferente.

La situación a la que hemos llegado demuestra claramente que los “cajeros” que han regentado las Cajas han sido los mayores asaltantes de las mismas y sus más genuinos saqueadores, sin correr riesgo alguno, ni ser filmados por las cámaras de vigilancia, ni  denunciados por los empleados, ni hacer saltar las alarmas.

La conclusión es que solo un “ratero” ha pasado algunas horas en la cárcel, el juez que metió las narices en el asunto ha sido puesto en la picota, la lideresa de los desahuciados demonizada, los “preferentistas” apaleados, muchos ciudadanos embargados y todos los contribuyentes pagando la quiebra, mientras los estafadores se van de cacería, los defraudadores toman el sol en la cubierta de sus barcos y los políticos miran para otro lado con sus privilegios intocables, porque son cómplice del expolio.

Si todos estos personajillos de tres al cuarto que se han enriquecido impunemente cometiendo fechorías disfrazadas de legalidad, devolvieran todos lo que se han llevado, y los partidos políticos ingresaran en las cajas el dinero condonado, no sería necesario recortar nada y habría comida para todos los hambrientos, con postre incluido.