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Etiqueta: Cajas

SOPLAR Y SORBER,…. SÍ PUEDE SER

SOPLAR Y SORBER,…. SÍ PUEDE SER

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sopas

La perversión del refranero castellano por parte de algunos dirigentes políticos, financieros, eclesiásticos y sociales, es la causa de la profunda crisis que sufren los desfavorecidos que viven al sur de la vida, ajenos a la recuperación que pasea orgullosa sus beneficios por el norte, donde habitan los privilegiados, ignorando la existencia de los sureños.

Sabido es que la ingenuidad popular ha creído siempre que soplar y sorber no puede ser, según el proverbio que niega la posibilidad de realizar ambas acciones simultáneamente, creyendo que no es posible que quien sopla sorba, algo que es falso porque los mandamases realizan las dos acciones al mismo tiempo, compatibilizando lo que parecía incompatible.

Soplan las papeletas electorales para hacerlas volar fuera del alcance de la democracia, y al mismo tiempo sorben beneficios inalcanzables para los demás.

Soplan sobre las cajas de las Cajas para limpiarlas de billetes, y al mismo tiempo sorben codiciosamente indemnizaciones multimillonarias en los despachos.

Soplan las togas incómodas, los disidentes y las denuncias, al tiempo que sorben voluntades judiciales, sumisas lealtades y trituradoras de documentos.

Soplan sobre las redacciones de los medios de comunicación, al tiempo que sorben noticias comprometedoras sobre la basura guardada bajo las alfombras.

Soplan las neuronas de los cerebros incondicionales, al tiempo que sorben sus voluntades para hacer con ellas tantas capas como sayos visten los descerebrados.

Soplan la venda de la Justicia para que vea bien a los sopladores y los exculpe, al tiempo que sorben sentencias condenatorias de los soplistas.

Soplan personal docente, sanitario y social de los colegios, hospitales y hogares, al tiempo que sorben asesores, amigos, familiares y servidores personales.

CAJEROS SAQUEADORES DE CAJAS

CAJEROS SAQUEADORES DE CAJAS

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Unknown

Los insultos y zarandeos recibidos ayer por el expresidente de Caja Madrid a la salida de los juzgados de Plaza de Castilla, obligan a recordar a todos sus compañeros de expolios, despilfarros y privilegios que esquilmaron las Cajas de Ahorros en connivencia con polítiqueros y sindicalistos, por mucho que estos pretendan pasar desapercibidos.

Cuando en 2008 se fue a pique la bolsa de Nueva York y saltaron por el aire las entidades financieras, los fondos económicos de las Cajas fueron los únicos que no sufrieron el efecto de la deflagración, ya que por entonces no había monedas en las huchas de las Cajas de Ahorro ni billetes en sus cajas blindadas porque los responsables de la gestión se habían llevado la pasta en indemnizaciones multimillonarias, extravagantes sueldos, jubilaciones ofensivas, mantecosos préstamos a los amiguetes y gratuitas concesiones sin retorno a partidos políticos que los sentaron en las presidencias.

No se recuerda saqueo de tales dimensiones en la historia de las Cajas de Ahorros desde que en 1834 se fundó la primera de ellas en Jerez de la Frontera, promulgándose al año siguiente una Real Orden estableciendo como objetivo de las Cajas recibir depósitos que devengarían intereses a corto plazo con miras a promover el espíritu de economía y trabajo. Así fue al comienzo, aunque el final haya sido tan diferente.

La situación a la que hemos llegado demuestra claramente que los “cajeros” que han regentado las Cajas han sido los mayores asaltantes de las mismas y sus más genuinos saqueadores, sin correr riesgo alguno, ni ser filmados por las cámaras de vigilancia, ni  denunciados por los empleados, ni hacer saltar las alarmas.

La conclusión es que solo un “ratero” ha pasado algunas horas en la cárcel, el juez que metió las narices en el asunto ha sido puesto en la picota, la lideresa de los desahuciados demonizada, los “preferentistas” apaleados, muchos ciudadanos embargados y todos los contribuyentes pagando la quiebra, mientras los estafadores se van de cacería, los defraudadores toman el sol en la cubierta de sus barcos y los políticos miran para otro lado con sus privilegios intocables, porque son cómplice del expolio.

Si todos estos personajillos de tres al cuarto que se han enriquecido impunemente cometiendo fechorías disfrazadas de legalidad, devolvieran todos lo que se han llevado, y los partidos políticos ingresaran en las cajas el dinero condonado, no sería necesario recortar nada y habría comida para todos los hambrientos, con postre incluido.

¿QUÉ PASA CON BANKIA?

¿QUÉ PASA CON BANKIA?

Eso me preguntaba ayer un buen amigo danés por correo electrónico, ¿qué pasa con Bankia, Paco? Pregunta fácil de responder, pero imposible de comprender para un hombre honrado como Bo Brönsted que hace del servicio público, vocación.

Cómo explicarle a un hombre así el atraco que se avecina, sin que Parlamento y fiscales muevan un dedo para evitar el hundimiento moral en que nos encontramos por culpa de un puñado de cuatreros embaucadores, que han vaciado las cajas de las Cajas metiendo mano en ella con indemnizaciones multimillonarias, descarado cinismo, nula responsabilidad, incompetencia manifiesta, encubrimiento político y absoluta impunidad.

Qué pasa con Bankia, Bo. Pues pasa que la casta política y financiera se ha ocupado en construir puentes para ellos mientras obligan al pueblo a caminar por arenas movedizas, que terminarán engullendo a los ciudadanos.

Pasa que no podrá aumentarse un 280 % el gasto en educación y sanidad; ni un 13 % el gasto social; ni 25 veces la inversión en cultura, porque ese dinero hay que dárselo a una ruinosa entidad, atareada en beneficiar a sus regidores.

Pasa que 16 altos cargos del Partido Popular trabajaban en Bankia junto a dos sindicalistos y un exministro del Partido Socialista, que no era socialista, por supuesto, aunque llevara el capullo de rosa en la mano.

Pasa que la apisonadora popular en el Parlamento se niega a crear una comisión que investigue lo sucedido en la entidad, por si las moscas, ya que las salpicaduras podrían manchar la ética política de que presumen.

Pasa que los ciudadanos estamos hartos de una situación de abuso, mamoneo, explotación, impunidad y despilfarro, que ya se hace insoportable y de consecuencias imprevisibles, si el gobierno no corta por lo sano la situación y se olvida de recortar derechos básicos ciudadanos,  porque la indignación, preludio de violencia, va en aumento cada día, y a nadie puede extrañar que termine cayendo la Bastilla.