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Etiqueta: Balaam

ENCUESTA FINAL

ENCUESTA FINAL

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Ni Demoscopia, ni Metroscopia, ni Sigma-2, ni Opina, ni el CIS, ni Nostradamus, ni Balaam, ni los profetas hertzianos, han sido capaces durante los meses precedentes al domingo electoral, de darnos una respuesta cierta a la voluntad ciudadana, expresada ayer en las urnas, fedatarias de la intención popular.

En el acta firmada por tan certero notario, podemos ver que Ciudadanos y Podemos han podido llegar holgadamente al poder. Que se ha desplumado la gaviota popular dejándose en la gatera sesenta y tres escaños recortados por los recortes, la prepotencia, el rodillo y la corrupción. Y que los socialistas no han levantado cabeza desde que se les decoloró la rosa, decepcionando a los votantes y obteniendo el peor resultado de su historia.

Ya está todo claro, en orden y cada uno en su sitio, aunque la oscuridad sea evidente, el desorden mayúsculo y ninguno sepa cuál es el lugar que le corresponde ocupar a partir de hoy, en una España confundida y desorientada, pero ilusionada y valiente, con una división de opiniones como no se recuerda en la historia.

Los ciudadanos han conseguido con su voto que la mayoría absoluta pase a mejor vida, decline el bipartidismo, irrumpan en el Parlamento los partidos emergentes, se  hunda el PSOE, – no el socialismo -, desaparezca el rodillo y tengamos una auténtica oposición, inexistente en la anterior legislatura.

Ahora, la incertidumbre abre sus puertas de par en par sin que nadie sea capaz de profetizar cuál será el futuro que nos espera, porque el problema no es vaticinar los maridajes que se producirán, sino el alcance y consecuencias de tales enlaces, quedando propios y extraños a la espera de pactos y expectantes por las futuras actuaciones gubernamentales y parlamentarias.

Ante tal situación solo cabe la unión de todos poniendo la brújula hacia la recuperación de un país herido, que solo saldrá de la UVI económica, social y política con ayuda de todos los españoles, sin excluir a nadie, tirando todos del carro con la responsabilidad histórica que a cada cual corresponde.

AMÉN

AMÉN

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amen

En este Sábado Santo, preludio de resurrección, me acerco de puntillas a la semítica palabra “amén”, que cierra todas las oraciones, plegarias y devociones de los creyentes occidentales, para que las alabanzas, ruegos y peticiones de los cristianos se cumplan, rogando a Dios que “así sea”.

Pues eso, que así sea, ya que no puede ser de otra manera, por mucho que nos mordamos el alma pretendiendo que los hechos ocurran de manera diferente a como suceden, tratando de evitar la despedida final de la vida, sin que a la “enemiga fiel” le importe demasiado el eterno deseo humano de sobrevivencia, tan socorrido en las religiones.

Decir amén ratifica firmeza, confianza, creencia, lealtad y seguridad en la fe, aunque los rabinos llegaron en sus discusiones sobre leyes judías, costumbres y tradiciones, a concluir que la palabra “amén” es un acrónimo que significa “Dios es un Rey en el que se puede confiar”.

De los judíos tomaron prestada esa palabra los cristianos y musulmanes y “así fue” como se hizo cuerpo en la liturgia, las plegarias y el pentagrama, como sucede en esta versión que Andre Rieu nos ofrece para deleite de los lectores que quieran vibrar conmigo oyéndola, cantándola y bailándola con ellos ante la pantalla del ordenador:

http://www.youtube.com/watch?v=cNoKFcQZL5c&list=RDcNoKFcQZL5c

Para los más veteranos como yo, queda la versión de Gospel, con sabores juveniles, cuando la oración era costumbre, la creencia ritual, el asentimiento firme, la ingenuidad creciente y la fe ciega, antes de que la razón se abriera paso en las pilas bautismales, temblara la catequesis y fueran borradas las profecías de Balaam en los textos escolares de Doctrina Sagrada.