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NUEVO PATRIOTERISMO

NUEVO PATRIOTERISMO

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Siempre hemos tenido en la piel de toro pelos erizados de patrioteros, que han confundido la bolsa común con su bolsillo, los intereses comunes con los propios, el Estado con su cortijo y a los ciudadanos con imbéciles esféricos, pero nunca se dio el atrevimiento de que el tesorero nacional se travistiera en cajero del partido gobernante, confundiendo churras con merinas para justificar de forma insultante el exterminio de tantas ovejas inocentes.

Perder sustancia gris por intoxicación con papel moneda, lleva a confundir sentido común con austeridad, ofendiendo el buen sentido de los mortales y evidenciando una atrofia mental incapacitante para custodiar los fondos del banco nacional al enajenado patriotero afectado de exceso cromosómico en su cariotipo.

Alguien cercano al señor Linde debe explicarle la diferencia entre el patriotismo de los patriotas que son tales por demostrar su amor a la patria, y el patrioterismo ejercido por él descaradamente y sin vergüenza, al alardear con cerebro de mosquito, generosidad de usurero, contaminación politiquera y cinismo patriotero, que la austeridad es patriotismo.

Afirmación sin cordura alguna ni oportunidad, de un patriotismo existente únicamente en un rincón apolillado de su cerebro, porque ni siquiera los supuestos beneficiarios de su dislate se han atrevido a confundir los recortes con actos patrióticos.

Don Luis María ha demostrado ser el paradigma del insulto ciudadano que llevamos soportando durante años con paciencia espartana quienes vemos cerca la redención, porque el sentido común ha de imponerse en las elecciones que se avecinan, ni no queremos ver nuestra dignidad humana rodando por las alcantarillas del más humillante desprecio.

INSOLIDARIA AMNESIA ALEMANA

INSOLIDARIA AMNESIA ALEMANA

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Alemania insiste en seguir dándonos cuartos de vuelta con más recortes hasta que a muchos no les quede ni gota de esperanza en la redención de la miseria donde habitan, desde que los teutones se apropiaron del torniquete, olvidando que en tiempos no muy lejanos se tuvo con ellos la generosidad y la clemencia que hoy niegan a los demás.

Efectivamente, el 27 de febrero de 1953 se inició en Londres el proceso de acuerdo sobre la deuda externa alemana para resolver el enorme endeudamiento de los alemanes, sin aplicarle medidas restrictivas ni políticas de austeridad que hubieran desencadenado una reducción del comercio, decrecimiento de la producción y bajada del consumo, como ellos hacen ahora con varios países europeos.

Se les facilitó a los alemanes el desarrollo y el comercio exterior sin desestabilizar su economía, anulándoles los 25 países acreedores el 62,6 % de la deuda, evitando al mismo tiempo el anatocismo, es decir, el cobro de intereses sobre intereses, y se hizo con la generosidad de olvidar que semejante deuda había sido contraída con motivo de las dos guerras mundiales que promovieron en 1914 y 1939.

La deuda contraída por Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial era de 22.600 millones de marcos y la deuda de posguerra ascendía a 16.200 millones, dando un total de ¡38.800 millones marcos! de 1945, que debían pagar a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Bélgica, Canadá, Ceilán, Dinamarca, Grecia, Irán, Irlanda, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Pakistán, España, Suecia, Suiza, la Unión de Sudáfrica y Yugoslavia, entre otros.

Pero todos estos países le perdonaron 24.300 millones, permitiendo así la pronta recuperación de Alemania, al quedarle solamente una deuda de 14.500 millones pagadera en 57 años, que liquidó el 3 de octubre de 2010, recuperada ya de la ruina y pisando fuerte en todas las instituciones y entidades financieras europeas y mundiales.

El famoso milagro alemán tuvo mucho que ver con la indulgencia y solidaridad de los países acreedores, muchos de los cuales sufren ahora la ingrata amnesia de los alemanes, su escasa generosidad, nula solidaridad y detestable codicia al pretender que Grecia venda el Partenón para enjugar la deuda.

AUSTERIDAD, ¿PARA QUIÉN?

AUSTERIDAD, ¿PARA QUIÉN?

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Sin dar tiempo a que nuestro presidente del Gobierno dijera que la crisis económica tocará este año a su fin, el jefe del influyente Instituto económico alemán recomienda la devaluación de sueldos y una bajada del 25 % en los precios, proponiendo la germanización del país y asegurando que la austeridad va para largo. ¡Bien por el chico!

No sé si Hans sabe lo que dice, cuando dice lo que dice, porque no estamos dispuestos a mortificar más los sentidos y pasiones, es decir, a castigar físicamente el cuerpo con penitencias y castigos propinados por quienes desconocen la mortificación, el tormento y sacrificio.

Austeridad, ¿para quién, herr Werner? ¿Para el pueblo harto de sufrir, mientras los depredadores sonríen complacidos? ¿Austeridad para millones de ciudadanos que tienen las venas resecas y no les queda ni una gota de sangre que donar? ¿Austeridad para las personas a quienes solo les resta el alma en propiedad porque han tenido que vender el esqueleto y las córneas?

¿Para quién la austeridad, herr Sinn? ¿Para los desahuciados que ya no tienen ni techo donde cobijarse? ¿Austeridad para los jubilados estafados con las “preferentes”? ¿O austeridad para los enfermos crónicos dependientes de la generosidad ajena?

¿Para quién es la austeridad que exige el presidente del IFO? ¿Para usted, señor Hans Werner Sinn? ¿Pide usted austeridad para su patrona Merkel? ¿O para la insolidaria clase privilegiada que visita los paraísos fiscales? No creo que usted pida austeridad a los banqueros, defraudadores, especuladores y millonarios que toman piña colada en la cubierta de sus barcos.

VOCES ESPERANZADORAS

VOCES ESPERANZADORAS

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Por fin, la tozudez de los hechos intenta abrirse camino en la hipertrofia mental de la tesorera europea, a quien los expertos alemanes del Instituto de Macroeconomía y Estudios Coyunturales le han gritado en plenas narices que su empeño en salir de la crisis a base de la austeridad mortífera que ha impuesto, no ha dado los resultados esperados, calificando de fracaso la obsesión de la cancillera.

El presidente del Instituto, Gustav Horn, ha pedido a Merkel un cambio radical para salir del túnel, ya que la política de ahorro económico ha incrementado el número de países en recesión y multiplicado la deuda, porque los “asesores económicos” de la señora se olvidaron de valorar los efectos negativos de la austeridad impuesta por la jefa, a toque de corneta.

Ahora falta que el Banco Central Europeo no se conforme con aceptar la compra ilimitada de deuda pública, que la señora Merkel se quite los tapones de los oídos y que el Gobierno español mire para la evasión de capitales, el fraude fiscal y la poca carga impositiva que pagan las grandes fortunas y los millonarios que se escapan por las rendijas legales. Vías de escape urgentes de tapar con el mismo cemento armado que tiene el rostro de los evasores de capitales que se aprovechan de los servicios públicos que pagamos los demás.