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FELIZ HOMBRE NUEVO

FELIZ HOMBRE NUEVO

Dali

Hoy concluyen días de expresar buenos deseos al vecino, que comenzaron con «feliz sorteo», seguido de «felices fiestas», «feliz Navidad», «felices reyes» y «feliz año nuevo». Pero yo quiero desearnos a todos «feliz hombre nuevo», porque sin hombres renovados no son posibles días felices, ni la sociedad cambiará el rumbo que ha tomado en manos de viejos espíritus, contaminados de indiferencia, falsedad y codicia .

La llegada de los reyes en año nuevo tras el nacimiento del salvador cristiano, es el mejor momento para pedir la venida al mundo de un hombre nuevo que desplace sin reparo ni miramiento al hombre gastado, cansado, deformado, resignado y ajado, usurpador de nuestras ilusiones en un mundo feliz y esperanzado.

Las consecuencias de los comportamientos llevados a cabo durante siglos por el “hombre viejo”, achacoso y enfermo que habita la tierra, hijo de las civilizaciones judía, cristiana y musulmana, obliga a demandar un “hombre nuevo” que nos libere de la undécima plaga que está cayendo sobre nosotros, devolviéndonos valores humanos todavía por estrenar en codiciosos asientos contables y ambiciosas papeletas electorales.

Debemos proclamar nuestra fe en el hombre nuevo que llegue a nosotros cantando con una gran vela en la mano para iluminar esta secular noche de estrellas opacas en la que estamos solos y desterrados en propia tierra, confiando en renacer de nuestras cenizas como seres renovados, libres y solidarios.

Eso esperamos junto al niño geopolítico de Dalí que contempla esperanzado el nacimiento del hombre nuevo redentor del pueblo y aniquilador de la vejez moral derivada de guerras, explotaciones, abusos y exterminios sociales, que han dejado un mundo resquebrajado, a la intemperie y abandonado por detestables intereses.

Pedimos la llegada del vigoroso hombre nuevo que regenere este cuerpo social agotado, que rompa el cascarón opresor y nos conduzca a parajes sin explorar, después de llevar cientos de años encerrados en un huevo disolvente de esperanzas en un futuro liberador, infestado de miedos, maldades, negruras y hostilidades.

FELIZ AÑO VIEJO

FELIZ AÑO VIEJO

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No puedo complacerme en el futuro que espera a los que siempre han tenido negro futuro, ni recrearme en la superficialidad del consumismo para desear feliz año a todos, sabiendo que en 1913 las dificultades van a salpicar la desesperanza de muchos con lágrimas de dolor, más caudalosas de las que han golpeado la miseria en 2012, con la insistencia del martillo pilón.

No es pesimismo, amigos, ni propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más desfavorable. Es, simplemente, pisar tierra firme, lejana de las luces que iluminan las calles, los cotillones de esta noche y los regalos que esperan la madrugada de reyes, poniendo telón de fantasía a la realidad que espera horas después, cuando descubramos que el oro, incienso y mirra, seguirán ocupando todo el año 2013 los zapatos de la casta privilegiada que no precisa redención.

Nunca en mi larga vida he visto peor el futuro de los desfavorecidos; ni más pesada la carga impositiva que va a caer sobre la clase media; ni mayor la sonrisa de los banqueros batiendo records en sueldos millonarios; ni más elevado el incremento de patrimonio de especuladores sin escrúpulos; ni más descarada la actitud de los politiqueros dedicándose a lo suyo con un cinismo que espanta.

Las previsiones para 2013 me impiden desear feliz año a quienes sobreviven al sur de la miseria, porque el nuevo año amenaza con echarlos a rodar por la cuesta de enero abajo, hasta estrellarlos contra la sima económica provocada por un ciclo kárstico lucrativo que ha derrumbado los techos hipotecados sobre las cabezas de los desahuciados, permitiendo la entrada de agua sucia a través de las agrietadas paredes, contaminadas por una especulación salvaje.

Infeliz año 2013 les espera a partir de mañana a los seis millones de parados que harán cola a las puertas de los centros sociales para obtener la caridad de un plato caliente, sin parecido alguno al pote de traidoras lentejas que han recibido los políticos por venderlos al más feroz capitalismo financiero que jamás pudo imaginarse.

Feliz año viejo deseo a indignados, dependientes, parados y desahuciados, sabiendo que la infelicidad llamará a su puerta en el año nuevo que comienza, haciendo mejores los doce meses que hoy pasan a la historia, dispuestos a emular en bondad los que esperan impacientes a tomarse las doce uvas con la tijera en una mano y la guadaña en la otra.