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Autor: Francisco Blanco Prieto

ESPIRAL DE VIOLENCIA

ESPIRAL DE VIOLENCIA

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violencia

Es el instinto de supervivencia sustento de la vocación de vida que tiene el ser humano desde que abandona el lecho materno, porque nadie viene al mundo anhelando infelicidad, ni nacemos para ser explotados, maltratados, reprimidos, humillados o castigados, por seres de la misma especie, a quienes ha sonreído la vida desde la cuna donde fueron amamantados.

Nadie quiere padecer injusticias; ni pasar por situaciones infrahumanas semejantes a los animales asilvestrados; ni ser cazado con leyes más crueles que los disparos, cuando estas niegan derechos fundamentales de las personas; ni, por supuesto, morir antes de tiempo por no tener al alcance de la mano un fármaco que aplace la visita de la parca.

¿Quién se extraña, pues, que a la primera violencia ejercida por el poder, traducida en abusos y abandono de los desfavorecidos, estos respondan con protestas violentas, como tantas veces ha testificado la historia, desconocida por los suicidas que llevan en la solapa la cuenta corriente, creyendo que ese salvoconducto va a librarlos de lo que ningún explotador se ha librado en rincón alguno de la Tierra?

La respuesta violenta revestida de legalidad con que responde el poder a la rebelión popular es la injusta agresividad sufrida por los revolucionarios, con el hipotético fin de salvaguardar el orden público – el suyo, claro -; la seguridad ciudadana – la suya, por supuesto -; y el mundo libre – es decir, su antojadiza libertad.

Van entonces las corazas a por los agitadores. Les ponen bridas, mordazas y grilletes para callar su voz, los inmovilizan en rincones carcelarios y los amortajan en vida, sin percibir que cuando la simiente de la rebeldía ha prendido en los corazones oprimidos, la espiral de violencia es imparable, la revolución inevitable y los muertos, heridos y mutilados siembran de cadáveres las morgues urbanas.

LAS LÁGRIMAS DEL SUELDO

LAS LÁGRIMAS DEL SUELDO

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Un profesional de las tertulias que «inda» por ahí, cuestiona la precariedad laboral echando cuentas sobre los contratos indefinidos que hay en España desde el siglo de Pericles hasta hoy, sin poner atención en la situación laboral de los trabajadores desde que se puso en marcha la reforma laboral impuesta por el Gobierno.

Negar que actualmente se dan tres contratos temporales por cada uno indefinido; refutar que se trabajan más horas de las contratadas; y rechazar que la precariedad laboral obliga a mojar en agua los mendrugos de pan a muchos trabajadores, es tanto como negar que la Tierra gira sin que el apóstata sea periodísticamente excomulgado.

Lo incuestionable es dudoso para este que «inda» de tertulia en tertulia afirmando como certero lo cuestionable y negando el llanto de quienes derraman lágrimas al recibir el sueldo, porque trabajar ya no es sinónimo de estabilidad económica para muchos trabajadores, sino de hambre, subsistencia, explotación y miseria, como acreditan personas que cada uno conocemos, ignoradas por ese que «inda» por los platós diciendo lo contrario.

Siendo cierto lo que dice este que «inda» haciendo enemigos por donde va, no debemos permitirle que se escape por la gatera, porque una verdad incompleta es peor que una mentira, y es arma demagógica disfrazar la realidad, ocultando parte sustantiva de la verdad para evitar la descalificación de sus palabras.

BALBUCEOS DEL KÁISER

BALBUCEOS DEL KÁISER

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Si hablamos del berlinés Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht von Hohenzollern, su nombre nada dice; si nos referimos a Guillermo II de Alemania, tampoco aclara mucho; pero si mencionamos al káiser del imperio alemán y rey de Prusia, nacido un día como hoy de 1859, que gobernó durante treinta años, desde 1888 hasta concluir la Primera Guerra Mundial en 1918, ya lo tenemos más claro.

En el aniversario de su venida al mundo, vale la pena recordar algunas ideas de este angelito manda-mandamás, como aquella pronunciada en 1915, diciendo: “Exterminad primero a los traidores ingleses y pasad sobre el despreciable pequeño ejército del general Freuch. El espíritu guerrero vive en el pueblo alemán. Es un espíritu poderoso, que le hace atacar al enemigo donde quiera que lo encuentre, sin reparar en sus fuerzas. Vosotros, mis soldados, sois mi garantía de que podré dictar la paz a los enemigos. La bondad de Dios guía al pueblo alemán hacia la victoria a través de las batallas, para que llegue a la meta señalada al pueblo alemán por la Providencia. He desenvainado la espada y no podré envainarla sin la victoria y sin el honor”.

Terminada la tragedia vemos al pobre cómico sin coloretes ni disfraces y fuera de las tablas, desempeñando el triste papel de un hombre derrotado y humillado. Pero antes, los estertores de la bestia causaron pavor entre los enemigos y propios soldados del káiser que pusieron los muertos en la tragedia.

“América haría mejor en considerar bien la guerra – dijo entonces-. No soportaré tonterías de los americanos. Mi espada destructora ha aplastado a los rusos. Dentro de poco anunciaré nuevas victorias. El drama de la guerra está llegando al fin. En una causa justa estoy dispuesto a obligarme a mí mismo a ser cruel. Y ya sólo le queda, y sería una bonita solución, que ser cruel consigo mismo.

En 1916 advirtió: “El miedo ha de llegar hasta los huesos del enemigo. Hemos tomado Bucarés. ¡Qué éxito tan magnífico ha sido alcanzado con la ayuda de Dios en el camino de completar la victoria! Alemania es invencible, a despecho del número superior de nuestros enemigos y cada día se confirma esto. Alemania conoce su poder, su fuerza y confía en la ayuda de Dios. El enemigo está defendiendo su suelo palmo a palmo. Es la resistencia de la desesperación, que ha de ser quebrantada. Toda Alemania contempla con orgullo a sus bravos hijos, cuyas hazañas, con la ayuda de Dios, serán un jalón en el camino de la victoria final”.

Ya veis, amigos, las continuas invocaciones del káiser a Dios pidiendo su ayuda y justificando la barbarie en su nombre, anticipándonos algo de lo que vino años después con el führer.

Finalmente, en 1917, afirmó: “Si el enemigo no quiere la paz, nosotros debemos traerla golpeándole con puño de hierro. Los submarinos no descansarán hasta que el enemigo haya sido batido con la ayuda de Dios. Con la ayuda de Dios, que hasta ahora nos ha protegido graciosamente, el enemigo sufrirá la derrota. Ha llevado a sus hombres a la muerte, y no cesará hasta que, agotado, tenga que rendir armas. Inglaterra es el enemigo que hay que derribar más especialmente, por difícil que ello sea. El año 1917, con sus grandes batallas, ha probado que el pueblo alemán tiene en el Señor de la Creación un aliado incondicional y fiel, en el cual puede confiar absolutamente”.

SI GOBERNARA EL VERSO…

SI GOBERNARA EL VERSO…

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Siempre he soñado con un mundo gobernado por el verso, convencido que con tal legislador parlamentario y presidente del Consejo, la humanidad habría seguido una historia diferente a la sufrida por la raza humana desde que Caín hizo lo que hizo, según cuenta la imaginaria leyenda bíblica.

Si gobernara el verso, las armas de destrucción masiva serían poemas de conciliación; las declaraciones de exclusión, tratados de inclusión; los discursos adversos, mensajes de esperanza; y las sentencias condenatorias, indultos.

Si gobernara el verso, la vida humana sería una realidad soñada; los depredadores, depredados por la bondad; las falsificaciones descubiertas a contraluz; y las quimeras, portadas de periódicos.

Si gobernara el verso, la solidaridad no sería aspiración inalcanzable; dominaría la tolerancia los rincones del dogmatismo; el diálogo resolvería los conflictos; y la convivencia sería alimento diario compartido.

Si gobernara el verso, la generosidad sería bandera nacional; el entendimiento, Constitución popular; la sinceridad, enseña social; el humor, presea global; y la utopía, consigna ciudadana con aspiración a la felicidad colectiva.

Si gobernara el verso las guerras no formarían parte de la historia de la Humanidad; el cinismo, sería inalcanzable; la hambruna, palabra ignorada por el diccionario; y la paz, compañera inseparable del vecindario.

Si gobernara el verso no habría notarios que certificaran compromisos; ni letra pequeña en los contratos; ni fango en el lodazal de la corrupción; ni cinismo en los profetas; ni ingenuidad en el pueblo; ni mediocres en las Instituciones.

Por eso, los partidos políticos no incluyen al verso en sus listas electorales, negando el voto a los soñadores y optando por vivir la realidad de los escépticos, sabiendo que el verso los arrojaría del paraíso por frustrar la esperanza en un mundo feliz y hermanado que camine unido hacia la paz, la convivencia, el amor y la solidaridad.

CONFIDENCIAS ANTE EL ORDENADOR

CONFIDENCIAS ANTE EL ORDENADOR

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Aquí estoy, ante la pantalla en blanco del ordenador con la incertidumbre como prólogo de mi reflexión diaria, sin saber qué pensamiento comenzaré a deletrear en renglones sucesivos, ni las palabras que emplearé para dar vida a la idea que pretendo verter, ni por qué la expresaré con unos términos y no con otros que harían el mismo oficio.

Ignoro los vocablos a utilizar para expresar el respeto intelectual que me produce enfrentarme a la forma de expresar el sentimiento que quiero dejar cada día en mi bitácora, como temblor anímico cercano al tartamudeo, sobre todo cuando no tengo a mano el hueso de médula espiritual necesario para verter el estremecimiento.

¿Con qué palabras puede explicarse el fracaso de la vulgaridad retórica o el descabello inmerecido de la estética, cuando se pretende maridar concepto y forma en lacónica frase literaria con aspiración a ser gustosa composición de armonía interior, belleza retórica, ilustrada exposición y melódica ortofonía sin afectación pedantesca?

A todo escritor le complace ser leído, pero cuando me siento cada madrugada frente al ordenador no pienso en los lectores, sino en hermanar las letras del diapasón alfabético con el teclado, para conciliar ropaje y cuerpo, palabra e idea, hechura y pensamiento, de forma que sea deleitosa para los lectores, quedando plenamente satisfecho con el placer que me produce el intento.

 

BODA DE PASODOBLE

BODA DE PASODOBLE

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El borbón Alfonso XII se casó con María de las Mercedes a las doce de la mañana de un día como hoy de 1878 en la basílica de Atocha, contrariando a la ninfómana reina madre que no asistió a la boda, al Gobierno presidido por Cánovas, a las Cortes y al lucero del alba, como no podía ser de otra manera, pues el padre de la novia, duque de Montpensier, era enemigo declarado de la reina y uno de los que la envió al exilio.

Enamorados hasta las trancas con pasión irresistible, nadie pudo contener los ardores de los emparejados primos carnales, consentidos por el pueblo que cantaba aquella copla: “Quieren hoy con más delirio/ a su Rey los españoles/ pues por amor va a casarse/ como se casan los pobres”, aunque su boda durara un suspiro pues Mercedes murió con dieciocho años, empezando a vivir.

En honor a los contrayentes se construyeron en Madrid carreteras, hospitales, iglesias, escuelas y se estrenó alumbrado eléctrico en la capital vestida de gala. Se decretaron indultos, distribuyeron gratuitamente pan las tahonas como limosna entre todos los pobres de la villa, desfilaron tropas por la Plaza de Oriente y las fuentes de Cibeles y Neptuno dibujaron luces de gas.

Más de mil cirios iluminaron la basílica donde el cardenal Benavides bendijo la unión de los novios, ante los padrinos Francisco e Isabel la sustituta, por indisposición de la abuela Cristina, con el beneplácito del pueblo embelesado por el amor de los contrayentes, dispuesto poner de su bolsillo lo que hiciera falta para ayudar al rey a pagar las treinta y dos mil quinientas cuarenta y seis pesetas que costo el traje de la novia.

CUANDO LA SOLEDAD ACAMPA EN EL ALMA

CUANDO LA SOLEDAD ACAMPA EN EL ALMA

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A veces, la soledad clava su estaca en el alma sin previo aviso, dejando sola y a la intemperie la liberación que buscamos en el calendario, cerrando esclusas a la vida y poniendo barreras en el entorno inmediato al que solo accede el otro yo que nos habita, con la falsa certidumbre de estar condenados a la infelicidad.

Pero sabed que es posible la redención buscando entre las sombras recuerdos imprevisibles de felices momentos vividos con espíritu hermanado, en crepúsculos encendidos de Amor y amaneceres liberadores de penumbras pasajeras, sin que la memoria pueda hacer algo para olvidar felices recuerdos, ni borrar el perfil sepia de las fotografías que nos envuelven con irremediable felicidad.

Sucede así por voluntad imperativa de la memoria disolvente de soledades en el espejo, para milagrear sonrisas al silbo de felices evocaciones que transparentan el azogue desterrando pesadillas al olvido, mientras subimos horizonte arriba, llevados de la mano por bienaventuradas historias personales que ahuyentan la soledad.

Es entonces cuando debemos recortar las esquinas del Viento, humedecerlas con puntos de ola y abrir con ellas las ventanas enladrilladas a la esperanza, poniendo tenaz empeño en ver el futuro con ojos alentados por quimeras que en el pasado cristalizaron realidades, a pesar de la incertidumbre impuesta por las negras soledades ya vencidas.