La dolorosa entrevista radiofónica a un grupo de ancianos en una residencia, me obliga a pensar que mi generación hizo débiles y egoístas a sus hijos por resolverles todo, no enseñarles a luchar, esforzarse y renunciar. Y ellos no aprendieron a ser generosos, solidarios y sacrificados, a pesar del ejemplo recibido. Tampoco a ser cuidadosos, agradecidos y respetuosos con la generación que está llegando a la estación término.