GOLFOS, PÍCAROS Y GRANUJAS
La pandemia de corrupción que nos inunda ha sido calificada, con rabia incontenida y manifiesta, como cabronada por el presidente de nuestra Comunidad, algo que le abochorna, escandaliza y avergüenza, según sus propias palabras, y que además enoja, exalta y encabrona a los ciudadanos, sabedores que el dinero no volverá a sus manos, como sucedió con Mario Conde, Roldán y demás calaña que sonríe con ofensivo descaro desde sus cuentas corrientes.
Golfos que se dieron a la briba en horario continuo y sin desmayo, exhibiendo descarado poderío en la plaza pública con torpeza de cuadrúpedos y arrogancia de palomos en celo, sabedores que su patrimonio no sufrirá merma alguna, por muchas huellas digitales que dejen en las cárceles y su fama se diluya, porque tienen el salvoconducto de la desmemoria colectiva y la salvaguarda de los buitres que protegen lo robado.
Pícaros sin condición moral alguna, caracterizados por su haraganería, insolencia y cinismo. Personajes ruines, carentes de honra y vergüenza; avarientos, falsos, con viciosas costumbres y amañadas mañas. Rateros insolidarios, astutos, taimados y mezquinos, dignos merecedores de llevar al cuello un sambenito con la más satírica letrilla quevediana.
Granujas que vagabundearon por las instituciones sin otro oficio que rapiñar lo que encontraron a su paso con voracidad de hienas y holgazanería de koalas a costa del sudor ajeno, engrosando la miserable lista de truhanes, depredadores, prevaricadores y malversadores que en España han sido, a base de cohechos, apropiaciones indebidas, falsedades documentales, tráficos de influencias, blanqueos de capitales y delitos fiscales, emulando a Matesa, Fidecaya, Rumasa, KIO, fondos reservados, Ibercorp, Afinsa, Fórum Filatélico, Gescartera, Naseiro, Filesa,…