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Mes: agosto 2015

UN RATO CON RATO

UN RATO CON RATO

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Menudo alboroto que la envidia española ha formado por el rato que pasó Rato hablando con su amigo supernumerario, obligándole a decir hoy en el Congreso de qué hablaron, sabiendo que no dirá nada como ya anticipó el Registrador ante las cámaras, antes de hacer un calvo a todos los ciudadanos, con guiño y sonrisa de conejo incluidos.

A mí también me gustaría hablar con Rato un buen rato, ya que hay pocas personas en el mundo que puedan informar mejor sobre la forma de hacerse millonario administrando dinero ajeno, ofreciendo humo envenenado sin despeinarse y con nariz de madera resistente a toda sierra moral que pretenda recortarla.

¿A quién no le gustaría hablar un rato con Rato para saber las verdaderas razones que condenaron a su padre a tres años de prisión?

¿Quién no querría hablar un rato con Rato para saber la forma de entrar y salir del FMI, sin que nadie sepa como entró y, sobre todo, cómo y por qué salió?

¿A qué preferentista no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo engañar tocando la campana en la Bolsa y brindando con champagne?

¿A qué cliente de Bankia no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo tener mágica tarjeta negra, conseguidora de lo imposible?

¿A qué empleado de Telefónica no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo ser consejero americano con los bolsillos de la americana llenos de euros?

No seamos injustos con el Gran Gendarme dueño de la calle y dejémosle que hable el rato que quiera con Rato sobre epistemología, porque Rato este no es un ratero ….cualquiera, como bien saben los reptiles que se arrastran a su alrededor.

BUDANISMO

BUDANISMO

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La calima veraniega altera la corteza cerebral en la madrugada agosteña, entonteciendo mis neuronas con tal firmeza que pierden su rumbo en la cisura de Rolando, dislocándome las ideas en el lóbulo frontal y luxando el pensamiento con atrofiada voluntad para sugerirme poner en marcha una ideología laico-religiosa que contente a creyentes y descreídos, uniendo budismo y cristianismo, en el budanismo.

El contenido de tal doctrina puede seducir a los bípedos racionales desde el Ártico al Antártico, porque tomaría el amor del cristianismo y la sabiduría del budismo, llevándonos a la solidaridad y la cultura, como valores sustantivos para alcanzar cielo y nirvana a la vez.

El sabio anciano Sidarta Gautama nos aconsejó hace miles de años que sólo creyéramos en nuestras propias vivencias y nunca en los cuentos que otros nos cuenten, recomendándonos al mismo tiempo buscar el conocimiento y la sabiduría, para liberarnos de cargas innecesarias y ser algo más nosotros mismos.

Sin ser dios de nada ni de nadie, su doctrina filosófica con derrame religioso podría ser teísta, como lo es la apuesta amorosa del hijo del carpintero que pretende hermanarnos en un marco virtuoso donde la generosidad, el perdón, la honradez, el amor y la verdad son señas de identidad que ennoblecen la condición humana que denigramos los humanos.

Buda complementa a Jesús proponiendo la cultura como elemento liberador de toda manipulación, abuso y explotación. Contra el totalitarismo, cultura; contra los extremismos, cultura; contra los fuegos eternos, cultura; contra el fanatismo, cultura; contra la manipulación ideológica, cultura; contra el terrorismo, cultura; y contra los mártires, cultura.

Salud, amor, pan, trabajo y cultura, son los ingredientes del cóctel de la vida que nos permiten alcanzar la paz y felicidad que merecemos.

PABLO DE TARSO

PABLO DE TARSO

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Junto al pétreo-Petrus portero celestial que guarda las llaves de la Iglesia, celebran los católicos la festividad del apóstol más apóstol de todos los apóstoles, que sin ser apóstol ni conocer a Cristo hizo más por la Iglesia que el resto de los apóstoles juntos, por mal que les parezca a los doce que compartieron la vida con su Señor.

El judío fariseo Saulo en Tarso fue incansable viajero, escritor prolífico, luchador infatigable y alma guerrera del Dios cristiano, desde que cayó literariamente de un caballo camino de Damasco, pasando tres días sin ver a nadie, ni comer, ni beber, solo meditando antes de entregarse a la misma causa por la que el hijo del carpintero perdió su vida, removiendo conciencias ciudadanas tras abandonar Nazaret.

Este motor de la expansión del cristianismo y misionero incansable, fue un gran corresponsal epistolar que obró milagros y conversiones en los ciudadanos del Imperio Romano con sus cartas paulinas enviadas a los habitantes de Corinto, Roma, Galacia, Filipos y Tesalónica, adoctrinándolos con persuasivas frases convictas y confesas de indiscutibles verdades para él y ellos.

No sabemos con seguridad si fue soltero, casado, divorciado o viudo, pero tenemos certeza de su dominio del hebreo y el arameo. También hay seguridad sobre sus profundos conocimientos de la Torá y que convivió con Pedro y Santiago en Jerusalén, predicando felizmente con la cruz a cuestas por varios territorios, como él mismo cuenta el la segunda carta a los Corintio:

 ¿Ministros de Cristo? ¡Digo una locura! ¡Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces.

Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno.

 Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo. 

Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez.

Amor de Nobel a novel

Amor de Nobel a novel

Hernández

«De Nobel a Novel. Epistolario inédito», es el título del libro donde se recoge el intercambio epistolar de 309 cartas entre Vicente Aleixandre con su íntimo amigo Miguel Hernández y su esposa Josefina Manresa, pudiendo verse en él las relaciones que el malogrado poeta de Orihuela tuvo con algunos colegas, en nada parecidas a las mantenidas con el compilador y difusor de la obra hernandiana.

A sus dos sostenedores, Aleixandre y Neruda, se unió la pintora Maruja Mallo atemperando la calentura sexual del poeta cabrero, y José María de Cossío dándole trabajo en la redacción de la enciclopedia taurina, pero muchos escritores no tuvieron buenos ojos para él. Así, sufrió la desconfianza de Lorca, el desprecio de Luis Cernuda y la marginación de Alberti y María Teresa León, quien llegó a darle una bofetada cuando en un descanso del frente de batalla les recriminó sus juergas en el Círculo de Bellas Artes.

El cariñoso vocabulario empleado por Aleixandre para dirigirse a Miguel Hernández va más allá de la amistad personal entre ellos, confirmándose que el futuro Premio Nobel de Literatura estaba “encandilado” por el novel poeta oriolano, doce años menor que el entonces ganador del Premio Nacional de Literatura por su obra «La destrucción del amor».

No es Josefina un obstáculo para Vicente Aleixandre quien pide a la pareja que se quieran mucho, “hasta que crujan los árboles y el suelo”, al tiempo que escribe a su amado Miguelito líricas propuestas que complacen oníricamente al pastor de cabras: “Qué gran corazón de amante tienes, poeta. Qué huracán, qué torrente, qué bosque, qué mar bravío, qué Miguel entero eres para querer”.

Satisface haber superado tabúes y poder hoy hablar libremente de estos amores furtivos entre visillos, ocultos a comadres y almas con sotana disfrazadas, declarando sin ambigüedades las preferencias sexuales de Lorca, Luis Cernuda, Jacinto Benavente, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Jaime Gil de Biedma, Terenci Moix, Álvaro Pombo o Luis Antonio de Villena, por citar algunos escritores modernos, que sufrieron en tiempo vilipendio, menosprecio, marginación y, en algún caso, castigo.

EL OFICIO DE MENTIR

EL OFICIO DE MENTIR

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Siendo la mentira inseparable compañera de viaje del ser humano en algún tramo del largo camino que en la vida recorremos, es para algunos caminantes vicio habitual ejercido con la inconsciente naturalidad que respiran, haciendo de la mentira, oficio; del cinismo, religión; de la hipocresía, rutina; del engaño, vicio; y del embuste norma.

Mentirosos profesionales por encadenar falsedades, pero también por ocultar información, manipular datos, pervertir argumentos y decir medias verdades que sanciona el refranero español con mayor castigo que sus habituales mentiras.

Manolo Kant, -que decía Carrascosa al referirse a este amigo suyo-, opinaba que la mentira era la mayor violación moral que el ser humano podía cometer contra sí mismo, negándose el filósofo a disculpar todo engaño, por pequeño que este fuera, aunque las mentiras no puedan medirse con un doble decímetro.

Siendo la mendacidad practicada por estos enemigos de la verdad algo detestable, no es posible erradicarla de sus vidas porque siempre encuentran una disculpa justificativa del engaño, en ocasiones para encubrir fechorías, otras veces para consolar a los enfermos, también para ocultar inseguridades personales o evitar sanciones si se supiera la verdad.

No faltan autoexculpaciones de sus trampas afirmando que todos mentimos alguna vez, comparando cínicamente la ocasional paja en ojo ajeno con la permanente viga que tienen en el suyo, aun reconociendo las mentiras que se cuelan de rondón en nuestras vidas para ganar la estimación de los demás, complacer al jefe, proteger a los niños, evitar ofensas, poner excusas, mejorar la imagen, postergar decisiones, fomentar la autoestima, vengar una afrenta, sortear un despido, conseguir un favor, ocultar sentimientos o conseguir objetivos.

No se dan cuenta los embusteros profesionales, que al hacer de la mentira oficio se engañan a ellos mismos sin el menor esfuerzo ni rubor, algo que les genera angustias, inseguridades, temores y vida cautiva, al verse obligados a fingir una personalidad que no les pertenece, habitando en un mundo irreal creado por ellos para sobrevivir en falsos modelos que se han fabricado con sus mentiras.

CONCIENCIA Y ESPÍRITU

CONCIENCIA Y ESPÍRITU

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La conciencia es activa, íntima y personal con acceso exclusivo a cada cual, pues tiene reservado el derecho de admisión, para evitar que otras personas conozcan las bondades y malicias que guardamos privadamente en el espíritu que nos define, accesible solo a nosotros mismos.

En cambio, el espíritu es un principio generador, esencial y sustantivo de la personalidad que nos vigoriza, alienta y fortifica en las acciones, dándonos el ánimo, ingenio y valor necesarios para realizarlas.

Tanto una como otro tienen números gramaticales para distinguir la singularidad de sus límites individuales de la plural amplitud derivada de generalizar ambas actitudes a los seres humanos, sin que ello signifique interferencia alguna con las opciones personales.

Así, la conciencia colectiva se relaciona con la opinión general que cristaliza en los medios de comunicación y da vida a la historia de los pueblos, aunque no se vea reflejada en los libros de texto, ocupados estos en destacar la vida y milagros de personajes que han pasado metiendo bulla en la historia.

En cambio, el común espíritu colectivo es más intenso, profundo, sentido y duradero, pues afecta a la vida de los pueblos, conservando en su seno los sentimientos, costumbres, tradiciones y valores compartidos, fortalecedores de experiencias participadas y compromisos eternos con las virtudes sustentadas por el colectivo que las comparte.

Saber cual es la conciencia y el espíritu del pueblo español, dará muchas explicaciones a la situación actual, aunque nos avergüence un poco.

SISSABEL Y LETIZIA

SISSABEL Y LETIZIA

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El 24 de abril de 1854 se produjo la idílica boda de la joven de dieciséis años Elisabetta von Wittelabach, duquesa de Baviera, con el emperador austriaco Francisco José I, para convertirse la niña en la emperatriz cinematográfica Sissi, obligándonos a poner blanco sobre negro, porque nada tuvo que ver la realidad con el amoroso romanticismo peliculero que se ha difundido.

La chiquilla no lo pasó nada bien en la corte austriaca por el rígido protocolo exigido en las ceremonias palaciegas, teniendo que sufrir además la permanente intromisión de su suegra en su vida social, familiar y personal, reprimiendo sus díscolas actitudes y manteniendo a raya sus desmanes.

Esto trae e la memoria la espontaneidad demostrada por Letizia el día de su petición de mano y aquel famoso “Déjame terminar”, dirigido al príncipe Felipe, con anillo de oro blanco en el dedo, que obligó a intervenir no se sabe a quién, para meter en cintura a la periodista.

Tarea que debió cumplir bien el instructor, porque la señorita pasó de la regañina al heredero, a un espacio que nunca hubiera ocupado sin el principado y la corona, llegando incluso a descubrir la fe política principesca al conocer a Felipe y guardar en el desván de su corazón la bandera tricolor.

La emperatriz Sissabel no estaba hecha para las desventajas de la corte, ni soportaba las rígidas normas cortesanas, porque la condición de ser mona, simpática, decidida e independiente, no incluía la de estar callada con la pata quebrada y cosiendo puñetas en la corte.

También la periodista Letizia era republicana, mandona, perfeccionista y expresiva hasta que dejó de serlo. Pero mantiene la delgadez y obsesión por la apariencia, continuando en palacio con su negativa a comer alimentos que puedan deformar la estilizada figura que sostiene sobre sus altos tacones.

No fue Sissabel emperatriz de cuento de hadas, sino ejemplo de rebeldía y preocupación por la belleza física que la hizo bulímica y anoréxica, soberbia, mandona y caprichosa, con tiempo para visitar asilos de pobres con peinados de coste elevado, que la obligaba a pagar el más alto sueldo de la servidumbre, a su peluquera.

Pero Francisco y Felipe se casaron por amor y no por obligación, deber patrio o intereses, como lo hicieron sus padres. Tal vez por eso, el descontento rey-padre le recordó a su hijo que no hizo lo único que tenía que hacer por la monarquía: casarse con una mujer que no tuviera pasado, y Letizia lo tiene en México y Madrid.