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Mes: mayo 2014

VOTAR Y OPINAR

VOTAR Y OPINAR

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Votar en unas elecciones democráticas consiste en otorgar la confianza a un candidato presentado a representar al pueblo, es decir, expresar de forma secreta la preferencia de cada cual mediante una papeleta electoral introducida en la urna. Además, opinar, consiste en expresar el parecer personal sobre algo cuestionable, sin certera evidencia.

Por otro lado, voces sabias y democráticas aseguran sin vacilar que una grandeza democrática consiste en dar el mismo valor a cada uno de los votos emitidos por los ciudadanos, de manera que cada votante puede optar libremente por entregar su papeleta al candidato que prefiera. Dicho esto, vamos con el juego.

Si polemizan los políticos en campaña electoral, ¿por qué no vamos a discutir civilizadamente los ciudadanos sobre aspectos electorales dignos de reflexión? Abramos, pues, la polémica, con el único animo de animar el debate, agitando pilares democráticos y provocando réplicas intelectuales que nos enriquecerán a todos.

La democracia otorga  libertad de opinión a todos los ciudadanos para que cada uno diga lo que quiera sin ofender al prójimo, lo cual permite opinar a todos los vecinos, permitiéndome decir que el voto no es más que una opinión personal e intransferible, traducida en papeleta electoral que se introduce en una urna a través de una rendija, para decir de forma anónima quién debe ocupar el cargo político que se somete a votación, siendo emitido el veredicto de acuerdo con la opinión subjetiva del votante.

Hasta aquí todos conformes, pero demos paso a la polémica admitiendo que todos los votos tienen el mismo valor, pero negando que todas las opiniones valgan lo mismo y deban ser tenidas en cuenta de igual forma, ya que la inteligencia y el nivel de conocimientos de los opinadores determina el valor y mérito de los veredictos pronunciados sobre la cuestión objeto de consideración.

Vale que todos los ciudadanos tenemos derecho a opinar sobre lo que nos apetezca, pero no todas las opiniones tienen el mismo valor, ni deben ser tenidas en cuenta de igual forma, porque los conocimientos, la experiencia, el talento de las personas y su personalidad, determinan el valor de las opiniones y el respeto que merecen, aunque algunas no merezcan ningún respeto porque quienes lo merecen son las personas, no las opiniones, por mucho que aspiren a ser respetables.

Es decir, si aceptamos que el voto es una forma de opinar, y que las opiniones no tienen el mismo valor, es difícil aceptar que los votos otorgados por los diferentes ciudadanos valgan lo mismo, concluyendo que las elecciones democráticas son un fraude de imposible solución.

Queda abierto el debate y el desacuerdo. ¿Quién toma la palabra?

MAYO DEL 68

MAYO DEL 68

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Hace ahora 46 años que los jóvenes franceses con el estudiante de sociología Daniel Cohn-Bendit a la cabeza, se rebelaron en Nanterre y París contra las estructuras políticas, económicas y educativas francesas, uniéndose a ellos los obreros en una protesta que llevó a la huelga a diez millones de trabajadores.

Todo comenzó el primero de mayo cuando miles de personas se manifestaron en la Bastilla y en días sucesivos los estudiantes ocuparon la Universidad de La Sorbona en protesta por la ley educativa y la prohibición de residencias universitarias mixtas.

El punto de inflexión del movimiento se produjo un día como hoy de 1968, en «la noche de las barricadas», cuando miles de estudiantes fortificaron con barricadas el Barrio Latino, ordenando Charles de Gaulle el despliegue de carros blindados por las calles parisinas. A los estudiantes se unieron los sindicatos, obreros de las fábricas y ciudadanos indignados con la represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad, provocando cientos de heridos y un estudiante muerto.

Los jóvenes se declaraban independientes de las organizaciones políticas y mantenían reservas con los sindicatos por considerarlos reformistas, burocratizados y conservacionistas, organizándose internamente de forma espontánea, capitaneados por líderes sobrados de capacidad y valor, que echamos hoy de menos en las manifestaciones ciudadanas.

Mayo del 68 fue la consecuencia lógica del estado general de malestar ciudadano contra un sistema socioeconómico propulsor del imperialismo financiero excluyente, donde los trabajadores no participaban en el desarrollo económico ni político, gobernado en exclusiva por los empresarios y financieros. Por su parte, los estudiantes expresaron con sus protestas la decepción por las escasas posibilidades de futuro profesional que se abría en el horizonte inmediato para ellos, donde el paro y subempleo dominaban sus expectativas.

No sé si todo esto le suena a los ciudadanos que permanecen impasibles ante la degradante situación de este país, con excesivos cuerpos dolientes por la crisis económica, mientras los dirigentes presencian impasible la desgracia desde los escaños y consejos de administración financieros y empresariales, olvidando las consecuencias del mayo francés y otras revoluciones populares.

¿ CULTURA O TORTURA ?

¿ CULTURA O TORTURA ?

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aHoy comienza en Madrid la feria taurina más taurina de todas las fiestas taurinas, que se alargará durante ¡31 días!, hasta el domingo 8 de junio con los “miuras”, dando pie a este antitaurino para desahogarse con los amigos que se acercan a este blog, sabiendo que muchos de ellos son grandes aficionados y  defensores de esta fiesta, que no sé por qué se llama nacional.

En el rancio debate sobre la “fiesta nacional” que los interesados y aficionados califican de cultura, y el resto de ciudadanos como tortura, me uno al segundo grupo tras permanecer durante mis juveniles años en el primero de ellos, comprometido con un festejo que ahora se me antoja degollina.

Torear es el esfuerzo baldío de toreros, con capotes, banderillas, muletas y estoques, por embellecer la matanza pública de un hermoso animal nacido para el sacrificio en plaza pública, ante ciudadanos enardecidos por la lucha desigual que libran sobre el albero, toros y toreros.

Orgía festiva en la que participan dos especies animales con parecido instinto y diferente racionalidad, – para deleite de seres humanos supuestamente racionales -, con quiebros y engaños mortales para la víctima, que es arrastrada, tras la matanza, al desolladero por mansos cuadrúpedos.

Lidiar al toro es prepararlo para la muerte cierta, debilitándolo lentamente con progresivos castigos y burlas disfrazadas de colores, hasta completar el rito ancestral de la carnicería con un estoconazo, entre júbilo colectivo, pasodobles y flamear de pañuelos en los tendidos pidiendo desorejar al toro para entregar los apéndices como trofeo al enlucido matarife.

Es el torero, mitológico supermán de pacotilla, sin cualidades sobrehumanas ni poderes excepcionales, que pone sus testículos sobre los aficionados cuando sale triunfante a hombros de la plaza, simbolizando el éxito ante quienes llevan a cuestas su fracaso anacrónico, desfigurado, sangriento y cruel.

El animal sacrificado es un tótem mitológico que la tribu de ganaderos y toreros exhibe como protección de sus intereses ante los aficionados que alimentan con palmas, “olés” y gritos un espectáculo que se hace basura en los despachos, enjaules y chiqueros, antes de oscurecer con sus trajes de luces la podredumbre de “sobres”, manipulaciones, “afeitados” y drogas a los astados, antes del festejo, como denuncian las plataformas antitaurinas

Más que arte hay “harte”; más que silencio, hartura; y más que cultura, tortura. Espectá-culo donde el toro agoniza paulatinamente en los veinte minutos de lidia, impidiéndome callar entre la indiferente mayoría que se niega a participar en la verbena enrojecida que solo beneficia a una selecta minoría.

DINERO FÁCIL Y RÁPIDO

DINERO FÁCIL Y RÁPIDO

Dinero fácil

Cuando hablo de dinero fácil y rápido no me refiero al obtenido con la lotería, ni al patrimonio heredado, ni al de los “cofidises”, ni siquiera al de los préstamos bancarios, sino al dinero que llega a manos de traficantes, politiqueros y especuladores, que con mínimo esfuerzo multiplican su fortuna a costa de venas ajenas, sumisos contribuyentes y depositarios ingenuos.

Dinero fácil, que mezclado con la ambición propia de los beneficiarios y la ausencia de valores éticos en su conciencia, produce daños a la humanidad muy superiores a los ocasionados por las diez plagas bíblicas enviadas por Yahveh, sin que tales perjuicios sean castigados por la justicia, ni tenidos en cuenta por el libro sagrado, porque nada se dice de ello en sus páginas.

El mercado de la droga, la corrupción política y las estafas financieras son consecuencia directa del dinero fácil que se obtiene con la detestable moda de contaminar la vida de los débiles, timar a los desamparados, engañar a los votantes y estafar a los incautos ahorradores que van por el mundo confiando en el vecino.

El dinero fácil se expande por la sociedad como macabra peste medieval, arrasando despachos, destruyendo vidas y produciendo desgarraduras sociales, convirtiendo las relaciones humanas en inmorales juego de intereses que practican con detestable sabiduría quienes destilan maldad y esparcen codicia como mancha de aceite que a todos impregna de mentira, insolidaridad y violencia.

ESTADO DE DERECHO

ESTADO DE DERECHO

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Cuando reyes, gobiernos, financieros, mercaderes y políticos, pretenden justificar lo injustificable, maniatar al pueblo, adormecer rebeldías, estrangular críticas, reprimir manifestaciones y coagular iniciativas ciudadanas, apelan al Estado de Derecho y se les llena la boca con llamadas a la misma ley que ellos conculcan con sus actuaciones y eluden con torticeras maniobras.

Se entiende por Estado de Derecho aquel que se rige por un sistema de leyes, encabezadas por la Constitución, que son aceptadas, compartidas y cumplidas por todos los ciudadanos del país, en el marco de un Estado social democrático, sustentado en la soberanía popular.

En un Estado de Derecho, cualquier poder debe estar limitado y controlado por leyes claras, estables, justas y protectoras, impidiendo que sean transgredidas, atenuadas o modificadas por coronas, escaños, cuentas corrientes o togas dulcificadas con ambiciones de poder.

Tal Estado exige autonomía en los órganos que lo forman, sin injerencias institucionales mutuas, ni usurpación de funciones, ni personalismos en la aplicación de las normas jurídicas que amparan los derechos fundamentales de todos los ciudadanos y sin desequilibrar la balanza de la justicia.

Los cimientos del Estado de Derecho son: la legalidad, la transparencia, el desarrollo sostenible y la paz, siendo la ley el marco de conducta al que están sometidos los poderes que son garantes de su cumplimiento, respondiendo al interés público, ejemplarizando la vida social con sus comportamientos y evitando toda discriminación social, ideológica o política.

El CURIOSO CELIBATO DE PABLO III

El CURIOSO CELIBATO DE PABLO III

Pablo III

Es bien sabido el empeño de la Iglesia-estructura por no hacer lo que dice y exigir a los fieles que hagan lo que ellos no hacen, pero entre todos los incumplimientos destaca por su vulgaridad el celibato, es decir, el empeño en no conocer mujer ni matrimonio, pero dogmatizando sobre ello y estigmatizando a los adúlteros, más a las adúlteras y sin mirar a los pederastas.

Trescientos años después de morir el Redentor, la Iglesia impuso el celibato a sus pastores, algo que los primitivos católicos no hicieron, como tampoco hacen hoy los cristianos protestantes, que no ven justificación doctrinal para ello. Fue en el canon 33 del Concilio de Elvira celebrado en España en el año 305, donde se decretó que todos los obispos, presbíteros y diáconos se abstuvieran de mujeres y de engendrar hijos.

Esto fue confirmado años después en el Concilio de Nicea, recibiendo el espaldarazo definitivo el 11 de noviembre de 1563 en el larguísimo Concilio contrarreformista de Trento, convocado por Paulo III. Curioso papa, como tantos otros, amante del lujo, destacado nepotista y protector de su familia, que nombró cardenales a dos nietos de catorce y dieciséis años, estableció el Santo Oficio y puso en marcha el Índice de los Libros Prohibidos. Pero lo más pulcro y sincero que hizo este papa fue exigir el celibato a los fieles católicos, sin tener en cuenta que él tuvo cuatro hijos bastardos con una noble romana, que fueron legitimados por el sucesor Julio III.

ENSEÑAR A APRENDER

ENSEÑAR A APRENDER

enseñar

Me expresa un amigo abogado el disgusto que tiene al no conseguir que su hijo mejore las notas escolares, a pesar de los esfuerzos que él hace a diario ayudándole en casa y estudiándose previamente las lecciones de Física  que luego le explica al muchacho, vaya usted a saber cómo.

Tres cosas le advertí afectuosamente, que reproduzco aquí por si algún lector pasa por el mismo trance de este amigo. En primer lugar, le aconsejé superar la obsesión por las notas, algo comprensiblemente incomprensible para los padres, en una sociedad montada sobre la competencia académica, donde las notas cobran un desmedido valor que no merecen, una importancia de la que carecen y un mérito que no tienen.

En segundo lugar, conviene aclarar algo tan simple como que enseñar no es lo mismo que aprender. De la misma forma que no es igual comprar que vender,  pues no siempre que se muestra un producto al cliente, este lo compra, aunque las posibilidades de venta aumentan proporcionalmente a la capacidad del vendedor.

Todo el mundo puede intentar enseñar algo pero no todas las personas están capacitadas enseñarlo, consiguiendo que el aprendiz incorpore significativamente los conocimientos a su estructura cognitiva. Para enseñar se necesita tener un oficio que es ajeno a quienes ignoran algo tan elemental, porque la «letra con castigo y sangre no entra».

Finalmente, en tercer lugar, es hora de hacer un espacio en la enseñanza no universitaria, a los contenidos procedimentales y actitudinales, olvidando el tradicional enciclopedismo conceptual que demandan los ignorantes educativos, para dedicar más esfuerzos a enseñar a pensar y aprender con autonomía a los jóvenes, si queremos garantizarles un futuro de éxito en metas superiores, estimulando capacidades de aprendizaje autónomo para que puedan cabalgar por sí solos en el maravilloso mundo de los conocimientos.