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Día: 19 de febrero de 2014

EXPROPIACIÓN DEBIDA

EXPROPIACIÓN DEBIDA

Unknown

Buena noticia para el pueblo, preferentistas y ahorradores, ha sido la apertura de juicio oral a los cuatreros de la CAM, pero asaltan ciertas dudas y temores ante las rendijas legales por las que pueden escaparse estos presuntos ladrones, sin dejar pelos en la gatera, con una sentencia absolutoria que levantaría ampollas en el alma ciudadana.

Muchos vecinos quedaríamos satisfechos si la justicia del juez Bermúdez enviara a los rateros unos años a la sombra, les quitara el dinero estafado y les expropiara sus bienes y propiedades hasta el último ladrillo, como hizo el desamortizador Juan de Dios Álvarez Mendizábal un día como hoy del año 1836, decretando la nacionalización de los bienes de la Iglesia, aunque en nuestro caso dicha institución tenga poco que ver en el asunto

Hoy se trataría de expropiar cuentas, pisos, fincas, coches y joyas a los atracadores de guante blanco que vaciaron las cajas de entidades con supuestos fines sociales, metiendo también en la trena a sindicalistos y politiqueros que autorizaron, consintieron y se beneficiaron del engaño, despreciando al pueblo que juraban defender.

Dado que las tierras desamortizadas por el ministro de la regente pertenecían al clero regular, la Iglesia se defendió del ataque liberal excomulgando a los expropiadores, cómplices y subasteros, provocando con ello que muchos compradores pagaran las adquisiciones con intermediarios y testaferros que daban la cara por ellos.

Situación similar a la de estos cleptómanos que han utilizado empresas ficticias, amiguetes, familiares y esposas para esconder el dinero usurpado con sus fechorías, traducido el sueldos desmedidos, jubilaciones desproporcionadas, indemnizaciones abusivas, escandalosas primas, desorbitadas dietas y exagerados privilegios.

Como sucedió con la desamortización de Mendizábal, cuyo aniversario recordamos hoy, los “cajeros” han incrementado sensiblemente su patrimonio con trampas y distraída mano larga, siendo los ciudadanos grandes perdedores del expolio llevado a cabo por miserables gestores que se han hecho millonarios con el sudor ajeno, a base de saquear las huchas de los ahorradores.