TODOS SOMOS TEMBLEQUEÑOS
Vengo anunciando desde hace tiempo mi confianza en la justicia para erradicar la corrupción, eliminar la explotación, suprimir la usura, condenar el despilfarro y acabar con los recortes, como pone de manifiesto el número de sinvergüenzas que están encausados en procedimientos judiciales, la suspensión cautelar del euro por receta tras admitir el Tribunal Constitucional el recurso del Gobierno y la anulación cautelar del cierre nocturno de las urgencias en Tembleque decretada por el TSJ de Castilla-La Mancha, lograda con la sangre, el sudor y las lágrimas de los temblequeños.
Emocionados recibieron la noticia de la reapertura de urgencias, y con ellos hemos saltamos todos de alegría, hemos cantado, aplaudido y alzado la bandera de la victoria, con la misma fuerza y convicción que los cinco marines estadounidense levantaron la suya en Iwo Jima.
Todos los ciudadanos estamos tras las pancartas de Tembleque, todos encerrados con ellos en el Ayuntamiento, todos luchando contra la injusticia social, todos negándonos a formar parte de la morgue sanitaria, educativa y laboral a la que pretenden llevarnos los patronos inmisericordes que nos gobiernan.
Todos hemos firmado el recurso del Ayuntamiento de Tembleque que ha motivado la reapertura cautelar de las urgencias nocturnas en 21 pueblos, porque es mucho el riesgo vital que corren sus vecinos, – injustificado por injusto -, cuando la ley garantiza las urgencias nocturnas, por haber más de 3500 pacientes pendientes de ellas.
En tres días decidirá el juez, y es de suponer que decida bien porque de lo contrario tendremos que pedirle el carro de combate a mi amigo Ángel para tomar la Moncloa y la sede toledana de la Junta manchega, con la multiasalariada presidenta dentro.
Tened cuidado, políticos recortadores, porque temblequeños somos todos, y llevamos mucho tiempo heridos y al acecho, soportando el macabro juego que tenéis con nosotros, mientras vosotros jugáis al apalabrado en las sesiones parlamentarias, al monopoli con nuestras viviendas y al ahorcado con nuestras vidas.