ORDEN Y CONTRAORDEN, INDIGNACIÓN
En este momento no se cumple el aforismo que predice desorden cuando a una orden, sucede la contraorden. En la actualidad, orden y contraorden van acompañadas de frustración, desesperación y suicidio, por parte de la tropa que obedece disciplinadamente las instrucciones que proceden de los mandamases que dirigen nuestras vidas.
Las vallas publicitarias y los anuncios televisivos nos mandan consumir todo lo que sale de las factorías productivas que nutren el consumismo, y por otro lado, el Gobierno nos prohíbe gastar hasta el aire que respiramos, con recortes que están ahogando el negro presente que tenemos encima y el futuro que nos espera.
El resultado de la orden consumista y la contraorden gubernamental de ahorrar, nos lleva a la indignación propia de quien quiere y no puede, ya que el dominio de la penuria multiplica la frustración en los escaparates, la malnutrición en las cantinas escolares, los síncopes a las puertas de las farmacias, los suicidios en los hogares desahuciados y el peregrinaje por los contenedores de basura y vertederos municipales.
Consumir y sobrevivir son tan incompatibles como ser golpeados y dejarnos noquear en un rincón, sin unirnos, levantar la guardia y liarnos a tomatazo limpio contra quienes nos trituran, para mancharles los trajes de rojo tomatero, porque nuestra moral nos impide teñirlo con el pigmento natural que circula por sus venas.