DON MANUEL

DON MANUEL

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Recibo un correo de mi querida Sofía, amiga que abandonó su Galicia natal para dejarse la piel en Bolivia liberando de la miseria a los desfavorecidos hundidos en la pobreza. Me pide Sofi que dedique un artículo a la memoria de Manuel Fraga y voy a hacerlo, sabiendo que mis palabras van a decepcionarla, porque sé lo que piensa del personaje y los piropos que le dedica, como yo hice hasta los meses de su arrepentimiento.

Siempre he dicho lo que pienso sin esconderme y ahora tampoco voy a fingir la voz, aunque me lleve un arañazo por olvidarme de Grimau, de Ruano, de Montejurra , de las víctimas del franquismo y de los cinco obreros muertos en Vitoria cuando Fraga era responsable de la cartera de Gobernación.

Puse 788 páginas de un libro al servicio de los últimos años de la vida de Unamuno, por entender que en ellos se encontraba el verdadero Unamuno, el hombre sedimentado por la experiencia de vida después de muchos vaivenes, quehaceres, dudas, ilusiones, decepciones, errores, esperanzas, disgustos, dolores, sudores, pesares, aplausos y silbidos. Y eso voy a hacer con Manuel Fraga Iribarne.

Mi discrepancia ideológica con él me lleva a rechazar su posición política, pero mi vocación al esfuerzo me impide negar su singular capacidad de trabajo. Mi crítica a “hunos” y “hotros” siempre que han sometido los intereses comunes al bien propio, me acerca al hombre que nos pidió a todos tirar juntos del carro. Mi relación sincera con personas de izquierda y derecha me lleva a felicitar a Fraga en la presentación que hizo de Carrillo en el Club Siglo XXI, dándole a la derecha más rancia un ejemplo de convivencia que reforzó abrazando a Fidel Castro. Y su concepto del Estado convendría que fuera imitado por políticos de pacotilla y politiqueros.

Lo siento, Sofía, pero el último Fraga nada se parecía al “amo de la calle”, ni al enemigo del marxismo, ni al látigo del separatismo, ni al ciclón del insulto y el despotismo. Fue protagonista de las tres etapas más complejas de la moderna historia de España: el franquismo, la transición y la democracia. Intelectual venido a político que llegó a ser el político más intelectual. Franquista que reformó el franquismo desde dentro. Verdadero animal político, megaterio que pasó más de sesenta años dedicado a la vida pública, con tiempo para eliminar la censura previa y llenar el país de Paradores, impulsando nuestra mejor industria, sin llevarse ni un duro que no le perteneciese.

Observando a sus alevines, es obligado recordar a quien dijo “verdades sin condón”; a quien pidió ser recordado como «un hombre de bien»; a quien puso el mayor empeño en «unir y no desunir»; a quien un año antes de morir “pidió perdón a todos” por sus errores, complicidades y omisiones.

4 comentarios en «DON MANUEL»

  1. Un comentario acorde con tu conocimiento. Muy bueno. Supongo que decepcionante para muchos, pero en él está dicho todo.

  2. Compartiendo el artículo, como antes se decía, de la cruz a la firma, te expreso mi gratitud por venir a intensificar muchos puntos de luz sobre el personaje, fulminantemente condenado por alguno/as por sus zonas de sombra.
    En esta ocasión, el padre en diálogo con la hija ( Skype , mediante) y el profesor han ido a la una.
    El padre de Sofia.

  3. Lo siento, no puedo perdonar. A Galicia la tuvo hundida en el fango. Junto con El Caudillo se nos prohibió hablar nuestro idioma. Años más tarde y para ganar adeptos el mismo habló gallego, no me parece honrado uno tiene que ser consecuente. Los de su generación nos han hecho mucho daño, daño psicológico que marcó a mucha gente durante largo tiempo, ganó las elecciones a la Xunta, muchos creian que si no lo votaban vendrían los comunistas y nos quitarían el patrimonio para repartir con el vecino, por lo menos era lo que se decía en los mitines por los pueblos, en el mío solo se escuchaban de su partido, ya no venían más. era distinto en la Ciudades, porque si había representación de otras formaciones políticas, pero las noticias no llegaban a la zona rural y así hemos estado mucho tiempo. En la ignorancia del pueblo está el poder de los políticos, y él fue un gran experto en fomentarla.

Responder a José Luis Marbán G.

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