BROTE VERDE SOLIDARIO EN WIMBLEDON

BROTE VERDE SOLIDARIO EN WIMBLEDON

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Andy es un escoces que se gana la vida jugando al tenis por las canchas del mundo, después de pasar muchos años de sacrificios, renuncias y dolores en su rótula bífida, ocultando que también tiene el corazón partido por el sufrimiento de los condenados a muerte a causa de una enfermedad neoplásica con transformación de las células, que proliferan de manera anormal e incontrolada, formando un tumor maligno.

Al fin hemos sabido porque el mejor golpe del escocés es el de izquierda, ejecutando el revés a dos manos con total perfección, pues con una de ellas golpea la bola de tenis y con la otra sacude el injusto recorte de presupuesto a la investigación sobre el cáncer que se ha llevado a cabo en el Royal Marsden Cancer Hospital.

Los 26 años de Murray han sido 26 golpes de esperanza verde que hace unos días se han hecho realidad en la hierba verde de Wimbledon, no por la victoria de Andy Murray sobre Djokovic, sino porque ha donado el millón ochocientos mil euros del premio, a ese hospital londinense, para que los investigadores sigan buscando un remedio a la locura de las células.

Brote verde ejemplarizante de Andrew, que nos habla de un alma grande amparada en la generosidad del corazón sincero que late en su pecho, conmovido por la fraternidad de un espíritu solidario acunado por sentimientos nobles, sólo al alcance de los elegidos para la felicidad, que merece un abrazo universal al que uno hoy el mío en esta bitácora.

Un comentario en «BROTE VERDE SOLIDARIO EN WIMBLEDON»

  1. Imposible comentar de cualquier deportista, pues aparte de que me revienta la excesiva importancia que se les da en todos los medios, lo tengo asimilado al franquismo porque entonces era el «opio del pueblo» como las procesiones. No conozco ni los nombres por la poca atención que presto. Sin embargo me parece loable la vida solidaria de este muchacho y su gesto de donación de 1800.000 € a un hospital.
    Pero, ¿por qué se hace tanta publicidad de los gestos de estos señores que se dedican a los deportes y ganan tanto por lo que en realidad son juegos? Jugar nos gusta a todos. El juego es gratificante, por lo que debería ser gratuito tanto hacerlo como contemplarlo. Al convertirlo en oficio, negocio de compra-venta se degrada. Y no nos metamos en más berengenales de los millones que se cuecen dentro, de los que se defraudan, de los misteres guapos en que se convierten muchos, de las bodas y bodorrios que se hacen y deshacen con las guapas de la pasarela. Un mundo que me es ajeno, aunque no me libero de la sordina constante de la tele que nos lo mete en la sopa y en el postre.

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