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Año: 2016

DEBER DE LOS «DEBERES»

DEBER DE LOS «DEBERES»

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Los padres de alumnos han abierto la veda a la caza de los “deberes” escolares negándose a ellos con una huelga, para regocijo de los hijos-alumnos que una vez más se complacen con el enfrentamiento entre padres y profesores, los dos elementos básicos “represores” de los jóvenes estudiantes, sin que los progenitores huelguistas se den cuenta del daño que hacen con ese enfrentamiento.

Tengamos claro que los “deberes” son ejercicios adicionales y complementarios que deben realizar los alumnos fuera del aula con el fin de consolidar, reforzar, aclarar y autoevaluar la calidad de los aprendizajes significativos realizados, en aspectos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Algo que deberían saber los huelguistas cuando gritan “¡Deberes fuera!”

Muchos de tales detractores argumentan que dichas tareas restan tiempo a la convivencia familiar, algo contradictorio con el gran número de padres que al terminar la jornada escolar llevan a sus hijos a música, idiomas, judo, cerámica y macramé, pretendiendo hacer de ellos un ser humano conjunción de Santo Dominguito el Sabio, Robert Redford y Supermán.

Sepan estos díscolos padres, que los “deberes” son obligados en todo proceso de enseñanza-aprendizaje, sea este escolástico, social, profesional o recreativo, porque ayudan y facilitan la instrucción en el área formativa correspondiente, consolidando lo aprendido, fomentando la autonomía del aprendiz, desarrollando su creatividad, estimulando la autodisciplina y facilitando la evaluación individualizada y formativa, tan alejada del modelo normativo y sancionador dominante.

Todo individuo adulto en proceso de aprendizaje profesional se lleva “deberes” para su casa, como le sucede al médico novato, al abogado neófito, al bancario principiante, al periodista novel, al empleado inexperto, al novicio del convento y al estudiante universitario. Pero con la diferencia de que tales situaciones de aprendizaje complementario están autoimpuestas por los propios sujetos, siendo los “deberes” escolares de los alumnos no universitarios proposiciones de los profesores, únicos sabedores de sus necesidades educativas.

Otra cosa es que dicha propuesta de tareas cumpla -o no cumpla- las condiciones necesarias para satisfacer los objetivos educativos encomendados a tales “deberes” extraescolares, que los profesores deben asignar a cada alumno particular en función de sus necesidades educativas concretas, algo imposible de conseguir en un sistema educativo recortado, con precarios recursos humanos, aulas masificadas y profesorado carente de formación inicial para la función que desarrolla, porque la carrera docente sigue siendo la gran asignatura pendiente en cada nuevo Sistema Educativo, donde la docencia puede ser ejercida por licenciados, abogados, médicos, ingenieros y otros titulados, sin conocimientos pedagógicos para desarrollar satisfactoriamente la función que realizan, puesto que en las Facultades y Escuelas técnicas solo han sido nutridos intelectualmente de conocimientos conceptuales propios de cada especialidad, teniendo que llevarse estos profesores “deberes” a su casa para formarse en las disciplinas pedagógicas que el propio sistema les ha negado.

AUTOCRACIA PARTIDISTA

AUTOCRACIA PARTIDISTA

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La partitocracia consagra el poder absoluto de los líderes políticos, pervirtiendo la democracia al convertir su voluntad en ley suprema que rige los designios de la organización que gobiernan, en la que sus militantes quedan para pegar carteles, buzonear programas, vigilar mesas electorales, sostener pancartas y gritar consignas en las manifestaciones.

Pero son los propios afiliados quienes promueven y consolidan el autoritarismo dentro de los partidos, cumpliendo mandatos contrarios a su conciencia, canonizando políticamente a sus líderes y anulando la voluntad propia, autoimponiéndose como norte de militancia la obediencia ciega a los jefes para mantenerse en la fotografía o salir en futuros carteles electorales. Mínimo ideario y máximo anhelo que consolida el poder absoluto de los grandes cortijeros del partido y su infalibilidad.

Esta identificación de poder, autoridad y dominio con posesión de la verdad absoluta, excluye toda discusión y alienta la sumisión incondicional de los subordinados a la voluntad patriarcal de los rectores, acallándose con sanciones y defenestraciones las tímidas voces divergentes, entre el silencio resignado de la mayoría que sigue la voz de sus amos.

Es la partitocracia responsable de la disciplina de voto y motivo del encumbramiento y ascenso de los déspotas a los altares partidistas, al ser estos quienes designan en bloque compacto a sus representantes para ser elegidos en pack indiviso por los votantes, en una democracia representativa, no del pueblo y los ciudadanos, sino de los partidos.

Una vez ocupada la peana por los mandamases, sólo tienen cabida las reverencias de los fieles y las genuflexiones de los devotos, pues los santos patronos otorgan favores a quienes se les antoja en función del fervor demostrado por los suplicantes en sus oraciones, sus golpes arrepentidos sobre el pecho, los propósitos de enmienda y las promesas de lealtad hechas por los demandantes al pedir sus favores.

Pero no todo puede ser controlado siempre por los capataces, circunstancia que les desconcierta e irrita sobremanera, cuando se impone a sus deseos la voluntad de personas independientes, alarmando a los sorprendidos reyezuelos de que los emancipados de servidumbres no sigan sus órdenes y se alejen del principio físico de inercia política, cuando la lógica personal delata los sofismas y la ética individual rechaza imposiciones inaceptables, por muy serios, ceremoniales, solemnes y teatrales que se pongan en la tribuna los usurpadores.

DISCIPLINA VS. CONCIENCIA

DISCIPLINA VS. CONCIENCIA

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Se reúne hoy el máximo órgano del Partido Socialista entre Congresos, para decidir sobre la actitud que estarán hipotéticamente obligados a mantener los 84 diputados de su Grupo Parlamentario, con el fin de favorecer o evitar el acceso de Rajoy a la presidencia del Gobierno.

Esas doscientas y pico de personas que forman el “Parlamento Socialista”, -“pico” porque nadie sabe el número exacto de ellas al desconocerse quienes forman parte de él-, pretenden usurpar la voluntad de los representantes del pueblo que los eligieron, defraudando –de fraude- a sus militantes y decepcionando a los votantes que depositaron la confianza en los ciudadanos que los representan en el Congreso.

La actual situación va más allá de la coyuntura en la cual nos encontramos, obligándonos a reflexionar sobre un problema de mayor calado, que afecta a todos los partidos políticos y limita la libertad personal, en una democracia cuyos pilar básico es precisamente el respeto a las opciones individuales.

Someter la conciencia personal de cada cual a la disciplina impuesta por el partido es la mayor claudicación moral que sufre quien esa sumisión practica, y representa una mutilación de la voluntad individual intolerable para las personas que aspiran a conciencia plena con absoluta libertad.

Una cosa es definir la política general del Partido entre Congresos, elaborar programas electorales, ratificar estatutos, convocar primarias y congresos, aprobar presupuestos, fijar cuotas y designar candidatos, y otra muy distinta capar voluntades, violar opiniones, emascular criterios, cercenar opciones y mutilar empeños de los miembros de una organización, obligándoles a tomar decisiones contrarias al dictado de su conciencia, porque es una intolerable amputación de la más íntima libertad personal.

Imponer la disciplina externa a la conciencia privada es el camino más directo a la decepción y el abandono de quienes aspiran a personalidad propia y conciencia plena de sus actos fuera del redil, donde quedan corderos resignados y silenciosos que caminan hacia el matadero de su propia identidad personal, diluida en colectiva masa amorfa, cumpliendo mandatos contrarios a su propio juicio.

DEL PARO A LA REVOLUCIÓN

DEL PARO A LA REVOLUCIÓN

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La comisaria europea de Empleo, Marianne Thyssen, ha manifestado en varias ocasiones que el alto nivel de paro juvenil en España es «insostenible», porque casi la mitad de nuestros jóvenes están ociosos, de brazos cruzados y sin futuro laboral, mirando unos para la frontera y otros esperando resignados a que pase un temporal que los meteorólogos sociales predicen largo, duro, profundo y duradero con aguas torrenciales que los mantendrá durante años en las tierras movedizas del paro.

Dicen que tenemos la juventud mejor formada de la historia, pero a la mitad de ellos se les niega la posibilidad de demostrarlo, y una gran parte de los que pueden demostrarlo tienen que hacerlo en lugares alejados de la tierra que les vio nacer, tras recibir una formación y pericia profesional que aprovechan quienes nada hicieron por capacitarlos.

Esta situación nos obliga a revisar los fundamentos de una sociedad ensimismada en el presente, que desaprovecha los conocimientos, el vigor, la fortaleza y el empuje de su juventud, único garante del futuro al que la sociedad no llegará con éxito si mantiene su empeño en postergar a los jóvenes cuando más los necesita, porque el mejor camino hacia el progreso que todos deseamos no es taponar los vasos liberianos del cuerpo social impidiendo el paso de savia joven a la vida laboral, sino abriéndole sus compuertas.

De persistir la situación, solo cabe esperar una revolución juvenil contra el futuro que le impone una añeja sociedad, ofreciéndoles sudores en tierra extraña o dolores de supervivencia doméstica al amparo familiar, con el peso de la frustración a la espalda y la indignación en el alma, venciendo con su rebeldía la desigualdad discriminatoria que sufren al pairo de la vida.

ENTENDEDERAS Y EXPLICADERAS

ENTENDEDERAS Y EXPLICADERAS

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En ocasiones la incomprensión y el desacuerdo entre dos partes es inevitable por malas explicaderas del que argumenta sus razones, o deficientes entendederas de quien las recibe, pues no siempre los mensajes se emiten correctamente para que puedan ser entendidos, o no se entienden bien por parte de quien los escucha.

Esto es debido a dificultades del emisor para transmitir sus ideas o a interferencias en el receptor para recibirlas, situándose el origen del problema en causas diversas que van desde la intencionalidad en la mala expresión de lo que se piensa, hasta la negativa a entender aquello que no se quiere oír, por claro que sea el razonamiento expuesto.

Las consecuencias del mal entendimiento -sea éste involuntario o intencionado- provoca discordancias entre las explicaderas de unos y las entendederas de otros, siendo la causa de muchos males que nos aquejan y del fracaso en mesas de negociación, discusiones varias, aulas docentes, quejas vecinales, debates políticos, asambleas públicas y conversaciones privadas.

Lo grave es cuando las interferencias son provocadas intencionadamente, negándose los interlocutores al entendimiento mutuo por atrofia en las cuerdas vocales del emisor o bloqueo en la Trompa de Eustaquio del receptor, opuestos ambos a opiniones divergentes y argumentos contrarios, en defensa de intereses propios, cerrándose por ambos lados las esclusas al entendimiento, como sucede en los debates políticos y televisivos, entre los contendientes verbales de diferentes bandos.

Incluso entre personas bien intencionadas que dialogan con ánimo de entenderse, no siempre las explicaderas de unos y las entendederas de otro se acoplan en fase, porque entre lo que se piensa, lo que se quiere decir, lo que se cree que se ha dicho y lo que se dice, hay en ocasiones igual abismo que entre lo que se quiere escuchar, lo que se escucha, lo que se entiende y lo que se quiere entender.

DERRUMBE

DERRUMBE

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No es fácil escribir cuando la vergüenza ajena congela las palabras, el espectáculo abochorna, las agresiones deprimen, los insultos denigran, el cinismo domina las pantallas, toma carta de naturaleza el rencor, las navajas vuelan por encima de las cabezas y la ambición de poder dirige la orquesta del titanic socialista.

Las últimas elecciones generales presagiaban la decapitación que ayer contemplamos con estupor todos los españoles en el partido socialista, no por el espanto de ver rodando la cabeza del líder socialista por el suelo camino del exilio, sino por decapitarlo con una guillotina mellada y sin corte, que obligó a los verdugos a dejar caer la cuchilla varias veces sobre el cuello del secretario general, en una agonía interminable de meses.

Los hechos sucedidos que han llevado al derrumbe de las estructuras orgánicas socialistas, ponen de manifiesto que ha llegado la hora del relevo en el partido fundado por Pablo Iglesias hace ciento treinta y siete años. Cumplida su misión, la vieja guardia pretoriana que mete el dedo en el ojo, debe retirarse definitivamente a los cuarteles de invierno, en un generoso ejercicio catártico sin precedentes.

Recuérdese que la catarsis era para los helénicos el mejor camino hacia la depuración. Y para alcanzarla empleaban tres elementos purificadores: agua, fuego y sangre. Especialmente este último, hasta el punto que la higienización exigía el sacrificio de alguien por la causa. Pero no alguien cualquiera, sino quien representara los valores de la colectividad que pretendía sanearse porque si no se hacía esto ocurría el efecto contrario, pues el sacrificio no limpiaba, manchaba; y en este momento todos los que participaron ayer en el aquelarre socialista están contaminados, especialmente los ganadores, evidenciándose la sentencia napoleónica de que una batalla ganada es más triste que una batalla perdida.

Demostrado queda que es fácil destruir un edificio, pero quienes metieron la piqueta deben saber que es necesario limpiar los escombros del derrumbe porque no es posible construir sobre cascotes. En la escombrera de Ferraz no puede levantarse edificio alguno sobre la escoria dejada anoche por el suelo, temiéndonos muchos que las modistas y sastres que pretenden coser el desgarro están incapacitados para arreglar el costurón, porque el cosido se hará con punzones.

Ahora está la pelota en el tejado de los militantes socialistas que tienen la enorme responsabilidad de hacer lo necesario para devolver a los votantes la confianza que un día tuvieron en el proyecto socialista. Tienen que atreverse a decir en voz alta lo que es de dominio público en mentideros y tertulias del país. Tienen que forzar las ventanas, abrirlas de par en par y dejar que corra el aire. Tienen aparecer caras nuevas, sinceras, honradas, luchadoras, generosas, solidarias y fuertes, capaces de ilusionar y de convencer a los electores. Tienen que meter una pala excavadora en el sótano de Ferraz para desescombrarlo.

Pero todo esto deben hacerlo con templanza, sentido común, responsabilidad y respeto, evitando insultos, vociferios, silbidos y agresiones en las agrupaciones, porque en caso contrario el derrumbe de la UCD será una mera caricatura de lo que puede esperarle al centenario partido obrero español.

BENEFICIO DEL SILENCIO ANTE LA SINRAZÓN

BENEFICIO DEL SILENCIO ANTE LA SINRAZÓN

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SILENCIO

Para saborear el placer de callar ante palabras dislocadas, injustamente ofensivas, esféricamente estúpidas, maliciosamente provocadoras o solemnemente erróneas, pronunciadas por desneuronadas lenguas bífidas sin noble oficio reconocido, es necesario haber experimentado la inutilidad de todo esfuerzo por atemperar regüeldos verbales de cínicos desocupados.

Controlar el instinto natural de respuesta a intemperancias que perforan los tímpanos del sentido común, es el mejor camino para el encuentro con uno mismo y la reconciliación gustosa con la razón que asiste a quien se blinda contra razones carentes de sentido, por mucho que las voces y los gestos pretendan imponerse con falsos argumentos regurgitados por la sinrazón.

Pero hay algo más que hacer en el camino de regreso a uno mismo tras luchar por alcanzar lo que jamás puede lograrse, hartos de disputas baldías en momentos de aspiraciones banales con aspiración a la nada, y es abandonar el empeño por trepar en la nube de humo que envuelve la voluntad de respuesta a los gruñidos.

Como el poeta, hemos de llegar a tiempo de saborear la vida, paladeando el deleitoso placer de la victoria interior que produce el silencio ante la provocación y la idiotez crónica, cuando alrededor todos piensan que callar es dar la razón a quien adolece de ella, porque es grande el bienestar que tal silencio aporta.